Ayer volvimos a visitar Barcelona de la mano de Alberto Chicote, asistiendo a la pesadilla en la cocina de El Edén, en Barcelona, una ciudad que ya visitamos con el Vivaldi, el Nou Set o El último agave. Podeis verlo integramente aquí.
En este programa hemos asistido a algunos aspectos novedosos frente a la tónica general del programa. No hay suciedad, y los cocineros, sin ser nada del otro jueves, se desenvuelven dignamente, sin chispa, pero seguramente rayando al mejor nivel de los que hemos visto en las diferentes entregas.
Los herederos
El meollo del problema está en la gerencia. O mejor dicho en la macrogerencia. El negocio esta repartido en cuatro partes, una de los padres, y las restantes de cada uno de los hijos. Así, en el negocio tenemos 3 socios que trabajan en el mismo y dos empleados (más jefes que indios), además de los padres, especialmente ella, que sigue llevando buena parte del peso del negocio.
Que en un negocio de estacas características haya un buen número de familiares suele ser frecuente, y de por sí no tienen que precipitar un desenlace como éste, pero es que aquí se juntan una serie de factores que hacen cristalizar un auténtico desastre:
- No es serio tener montada una sociedad dividida en cuatro partes iguales, y como bien señala Chicote, que la responsabilidad financiera y de buena parte de la gestión del negocio recaiga sobre una sola de las partes.
- En el negocio familiar tienen que estar involucrados aquellos que verdaderamente este interesados en el mismo. Para mi hay dos hermanos que, obviamente, están allí de rebote. Y eso es una losa, y es la principal responsabilidad de los padres, no haber sabido preparara la sucesión de empresa y no haber tenido claro quien debía tomar el testigo.
- Que haya socios, incluso que estos sean por partes iguales, no es incompatible con que hay una estructura jerárquica, una organización con unos responsables y unos procedimientos. De todo eso no ví nada en el programa, más allá del rol que debía asumir en cada momento la madre.
¿Conclusión? Un totum revolutum donde los socios (los hijos) que menos responsabilidades asumen, que no ponen capital, se lo llevan crudo para casa, mientras los padres se descapitalizan. Y de esto también hay que hablar.
Préstamos para ir tirando
En un momento dado del programa se dice que los padres han invertido en este negocio, que lleva 15 años abierto, la friolera de 600.000 euros. En otro momento se habla de 800.000 euros. La diferencia quizás estriba en un préstamo que , según manifiestan, han pedido para ir tirando, es decir, para pagarles las "nóminas" a esos socios que tienen como hijos (¿o es al revés?).
Estos es mucho más habitual de lo que la gente cree. Lo de pedir un préstamo para pagar nóminas e ir tirando es la versión financiera de seguir cavando un agujero para salir del mismo. En definitiva, que te entierras más y más.
Vamos a recordar para qué se debe usar la financiación:
- Para anticipar ventas, para cubrir los desfases producidos por el crédito que le demos a nuestros clientes a la hora de efectuar sus compras. En un negocio como el descrito esta circunstancia no se da, es más, en muchos casos el ciclo es negativo, pues cobramos antes (se cobra contado en metálico o por tarjeta) de lo que pagamos a algunos proveedores.
- Para financiar inversiones, como pueden ser reformas,instalaciones, etc. En definitiva, para incrementar nuestro activo y con el dotarnos de un músculo que se supone que nos va a ayudar a vender mas, y con ese retorno financiero poder devolver el crédito.
Pero, esta última opción no justifica en ningún caso el financiar con fondos ajenos el gasto corriente (y mucho menos los beneficios inexistentes de un grupo de socios) de un negocio estructuralmente deficitario. Esto es una patada a seguir que sólo puede acabar de un modo.
De verdad, que tengo curiosidad por ver cómo se planteó la operación crediticia al banco y por ver el informe del director y del analista de riesgos que visaron la operación
Redes sociales e internet
En algún post anterior de esta serie comentábamos que Chicote desaprovechaba la oportunidad para explicar, aunque fuese con un experto externo, cómo hacer uso de la tecnología, de internet, de las redes sociales para promocionar el negocio. Bueno, en esta ocasión no es que no aproveche, es que encima las ridiculiza.
Se sirve para ello de uno de los hijos, el que se esconde detrás de las mismas para justificar su (escasa) aportación al negocio. Esta muy bien el sacarle los colores, el decirle que seguramente es un complemento de su activad laboral pero que no puede justificar que esa sea su dedicación principal. Pero, una vez hecho eso no estaría de más aprovechar para repasar algunos aspectos:
- Cómo gestionar webs de recomendación como Tripadvisor y similares, como convertirlas en herramientas de promoción del negocio.
- Cómo usar Facebook o Twitter para crear una comunidad de clientes
- Cómo introducir tecnologías de medios de pago en el negocio, y las facilidades que eso supone para clientes y para la empresa. El mundo de los TPV está evolucionando de una manera brutal.
- Cómo implantar alguna herramienta informática de gestión del negocio, integrando todos los procesos.
En vez de eso, ridiculiza al que va de "community manager" y luego se despacha con cartas en tablets de bajo coste que no son más que marcos de fotos.
Por cierto, en este programa, al despedirse del grupo no lanza su speech en solitario fuera del establecimiento. Está claro que no da un euro por el futuro del mismo.
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