¿Por qué es tan difícil delegar en la empresa?
Delegar significa dejar de realizar nosotros mismos una tarea para asignársela a un tercero. Y esto, que parece algo sencillo se convierte para muchos responsables en la empresa en algo realmente complicado. Pero, ¿por qué es tan difícil delegar en la empresa?
Realmente se trata de una cuestión de eficiencia y que es intrínseca al cargo de responsabilidad que se ejerce. No solo se está en el puesto para controlar que todo el mundo haga su trabajo, sino para organizarlo y repartir las tareas de la forma más eficiente. Y esto incluye algunas de las que se apropian muchos de los incapaces de delegar.
Nadie es imprescindible, o no debería serlo en la empresa
Vamos a ver alguno de los motivos por los cuales muchos se niegan directamente a delegar tareas en sus empresas.
- Lo primero que se plantea es el miedo a perder el control. Si se delegan tareas muchos piensan que ya no van a controlar todo lo que se hace, o al menos, no en todo momento. Es cierto que se pierde el control, porque desde que se encarga un trabajo, hasta que se supervisa el empleado trabaja, o al menos debe hacerlo, de forma autónoma. Esto exige un buen nivel de comunicación para que tenga claro cómo queremos que se realice el trabajo.
- Por otro lado, esto supone en muchos casos que hay que compartir más información con la persona encargada de ejecutar la tarea. Y lamentablemente esto hoy en día todavía sigue siendo un problema en muchas organizaciones, donde la información no se comparte o se mantiene en compartimentos estancos, dando al resto de trabajadores la menor posible.
- En algunas ocasiones no delegar implica que el responsable acaba ejecutando el trabajo de los empleados que están bajo su responsabilidad. Y esto para aquellos que tienen un Principio de Peter realmente es un alivio. Se sienten mucho más cómodos con la tarea del empleado, donde realmente eran buenos, un escalón más abajo, que con su tarea de supervisión y planificación, donde quizás ya no son tan eficientes.
- Delegar también significa reconocer que hay otros empleados que pueden ser mejores que nosotros en determinadas tareas. Y esto puede ser un problema para muchos jefes y responsables, que simplemente por este hecho se sienten amenazados.
- A su vez implica reconocer los méritos de los demás, algo que para determinados responsables o mandos intermedios simplemente es un problema. En muchos casos porque reconocer la capacidad de otros lo ven como una amenaza hacia su propio cargo.
- Porque el siguiente aspecto es llegar a reconocer que no somos indispensables, que aunque no vayamos a trabajar, la empresa sigue funcionando sin nosotros. Y esto es un grave problema para muchos.
Normalmente este tipo de responsables son los que suelen pensar que si no están todo el día controlando los empleados no van a trabajar. Que simplemente van a dedicarse a vaguear y no saldrá el trabajo adelante. Algo que sistemáticamente se cae por su propio peso cuando año tras año vuelven de vacaciones y la empresa permanece en pie.
Delegar es imprescindible si queremos que todo funcione bien. Lo que no se puede producir es una parálisis en la empresa porque el control que se ejerce sea tan férreo que si el responsable está enfermo o de vacaciones, nadie pueda decidir en su lugar.
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