El presupuesto es un documento fundamental que utilizan las empresas y profesionales para establecer la venta de un producto o la prestación de un servicio. Se esta forma se establecen los términos y condiciones de dicha venta y todo tiene que estar especificado. Vamos a ver algunos detalles que no deben faltar en tu presupuesto para no pillarte los dedos.
El detalle es importante, porque el cliente no tiene que conocer el producto o servicio que adquiere. De esta manera, tiene que ser suficientemente detallado como para satisfacer a un cliente que conoce lo que está comprando, pero también sin que sea tan técnico como para aquellos que no saben nada del producto puedan entenderlo, captar su atención y comparar más allá del precio.
Cómo redactar el presupuesto para que el cliente lo entienda y pueda comparar
En este sentido y dado que seguramente van a comparar con otros presupuestos es importante establecer características técnicas que permitan llevar a cabo dicha comparación. Por ejemplo, el procesador que lleva un ordenador, la caĺidad de una cámara de videovigilancia, etc.
En caso de presupuestar varios productos de diferente gama, indicarlo expresamente, de manera que sea el cliente el que elige si se queda con un precio más económico, de la gama media o prefiere gastar un poco más para ir a la gama alta. Esto tiene la ventaja que si luego el producto no responde totalmente a sus expectativas, siempre podemos decir que podía elegir la gama alta.
Detalla todo lo que puedas para que no haya sorpresas
Además en el presupuesto deben estar especificadas:
Número de horas dedicadas al proyecto, especificación de los trabajos que se van a realizar y del coste por hora establecido. De esta forma si el cliente decide introducir cambios en medio del mismo y nos pasamos del cupo de horas se pueden facturar.
Personal asignado al mismo y las tareas que van a realizar. Si se necesita que el cliente proporcione determinada información, es importante especificar qué tiene que hacer el cliente y qué parte corresponde a nuestra empresa.
Número de cambios permitidos una vez puesto en marcha el trabajo, de manera que el cliente no vaya cambiado de opinión cada dos por tres. Esto es fundamental en trabajos como diseño de página web, logos, pero también en campañas de marketing, etc.
Fecha de inicio y tiempo de ejecución previsto. Aquí es importante tener claro si existen penalizaciones o no por incumplimiento así como las condiciones para posponer la puesta en marcha o a quién son imputables los retrasos en su ejecución.
Pago, tanto en su forma como en el tiempo. Es importantísimo establecer un pago adelantado junto con la aceptación del presupuesto, que puede variar entre un 30 y un 50% del trabajo. No será la primera vez que aceptado un presupuesto, un cliente se echa atrás porque ha recibido una oferta de la competencia. Pero ya se han invertido horas de trabajo o se han comprado productos. De esta forma al menos no se pierde dinero.
Validez de la oferta, ya que hay productos cuyo precio varía con el tiempo. Un presupuesto de un producto tres meses después no tiene por qué ser el mismo. En el caso de la prestación de servicios, en muchos casos las empresas realizan ofertas en épocas de poca carga de trabajo, que luego en el momento de máxima producción no se mantienen.
Condiciones de laudo en caso de impago, para no tener que acudir directamente a los tribunales, se establece un arbitraje donde ambas partes pueden acudir y que será vinculante.
Lo que no incluye la oferta, muy importante ya que en muchos casos es un error común pensar que está todo incluido. Pequeños materiales necesarios, infraestructuras previas, impuestos, la necesidad de recabar permisos o impuesto municipales, etc.
Por supuesto los presupuestos deben estar firmados, con nombres y apellidos por responsables de ambas organizaciones y sellos de empresas. Debe haber espacio para la presentación del presupuesto, así como para su aceptación, que debe estar firmado por ambas partes. También se puede realizar la firma de forma telemática.
El presupuesto es un documento en el que la empresa va aprendiendo de sus tropiezos, que va incluyendo apartados a medida que algún cliente encuentra un resquicio para escaquearse o se ha tenido una mala experiencia, que se puede corregir incluyendo una nueva clausula.
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