Siempre me ha llamado la atención la mala prensa que tienen aquellos que adquieren viviendas en una subasta judicial cuando, a mi juicio, son el mejor amigo del deudor, elevando el precio del activo y minorando su deuda. Sin embargo son etiquetados negativamente por la sociedad. Curiosamente, la misma sociedad a la que el marketing del morbo retrata como morbosa. Desde aquí os lanzo la siguiente pregunta como consumidores: ¿os da morbo comprar a un arruinado cornudo?
Viene propósito de dos flyers, dos folletos publicitarios distribuidos por buzones. Por ejemplo, el que viene a continuación narrando las desventuras de un pobre empresario español ha sido usado por distintas empresas a lo largo de nuestra piel de toro:
POR RUINA TOTAL Estimados clientes: Lo primero darles las gracias por todos estos años. Lo segundo: CIERRO LA TIENDA Entre tanto centro comercial y estos gobernantes que son unos... ME HE ARRUINADO Prefiero regalar los sofás, colchones y almohadas desde 3 euros a seguir pagando impuestos. Venid a visitarnos, necesito vender todo URGENTEMENTE, pagar a los proveedores, pagar a mis empleados y descansar
Supongo que más de uno se tragará el anzuelo de la desesperación de este empresario desesperado para solidarizarse con el y ayudarle en su lucha contra el sistema, mientras se saca una almohada viscoelástica barata. Siento decirle que se trata de una variante de la clásica estrategia de empresa que lleva liquidando todo su stock por cese durante 20 años, adornado con una gotas de indignación antisistema, y un discurso a lo 15M.
Por más señas, el mismo comercio ha usado también otra linea estilística, que podríamos denominar marketing MHYV:
AVISO URGENTE Por separación matrimonial urge vender todas las existencias del negocio. Todo a precios de escándalo.
La négrita de escándalo lo copio tal cual venía en el folleto. En alguno de los folletos viene una pareja de actores de espaldas, con los brazos cruzados, en una foto que se parte. Muy sutil. Aunque no tanto como otro comercio que copia el texto pero prefiere optar por la foto de un caballero con casco vikingo. No sé si se trata de un homenaje a la cutlura nórdica de los IKEA o tiene alguna connotación.
En serio, me parece un marketing cutrecasposo. Y lo peor es que parece funcionar, lo que retrata al paisanaje que dice ver documentales de la 2, cuando ya sabemos lo que busca: precio y morbo.
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