Un error en el que caen muchas empresas a la hora de diseñar una campaña de publicidad es la no realización de un estudio previos sobre cuál es nuestro público objetivo, para poder determinar la campaña más adecuada para la consecución de nuestros intereses, ya se trate de un aumento de las ventas o la comunicación de un cambio de estrategia o de imagen.
Con ello, no me refiero a un aspecto concreto, sino más bien a un conjunto de fases, como por ejemplo:
Definición de nuestro público objetivo: lo que nos permitirá conocer si el formato o los medios empleados son los idóneos para la captación de nuestro perfil potencial
Análisis coste-beneficio: tratando de optimizar los recursos de la empresa, con el objetivo de alcanzar la mayor atención posible al menor coste
Fase de Feedback o retroalimentación: con el objetivo de evauar el impacto de una determinada campaña su término, además de las desviaciones sobre las ventas históricas, podemos contar con otro tipo de herramientas, como las encuestas expost para evaluar su eficacia. Este ejercicio nos permitirá detectar errores, cuya solución nos permitirá ser mucho más eficaces en las ocasiones venideras
Por tanto, antes de tomar la decisión de publicitarnos, es conveniente la realización de un trabajo de campo, que nos permita la minimización de errores, máxime en una época en la que los recursos son muy limitados y el acceso al crédito se ha tornado tan complicado para particulares y empresas.
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