Hace unos meses hablábamos sobre la no contratación de una experta en Gemología por sus kilos de más y destacábamos la proliferación de una apuesta por la imagen física por encima de los conocimientos.
Si su currículum era brillante según el empresario, no tenía sentido remarcar el hecho de que debía perder peso. Pero si hablamos de otra cuestión: del cuidado de la imagen para vender, nos metemos en otro terreno. La de ofrecer una imagen impecable que signifique un respeto hacia los demás (el físico es otro tema)
Si vendes productos de cosmética, cuida tu imagen
En este sector es de lógica que se pida una imagen concreta. Como en "Odette, una comedia sobre la felicidad", la protagonista trabaja en un centro comercial en el departamento de cosméticos. Es una mujer madura y tiene una piel tan bonita que no necesita maquillarse.
Aunque sea un ejemplo ficticio, en muchas grandes superficies nos encontramos con mujeres vestidas de manera impecable y con un peinado y un maquillaje cuidado. Todo esto va unido a una facilidad para asesorar a las clientas y que estas vuelvan.
No importa su peso ni su altura sino el cuidado de su aspecto puesto que va unido a su trabajo.
La imagen personal se compone de la imagen física como de la actitud y la comunicación no verbal
Imaginemos una sección donde buscamos un perfume. En las estanterías hay productos para el cabello, maquillaje e higiene. La persona que está al frente de esta sección se gira y nos mira:
-Pelo sucio.
-Sombras en los ojos como si no hubiera un mañana.
-Labios con un tono tan llamativo que causa admiración/estupor.
-Acompaña el conjunto con un tono de voz bajo, y no sabe responder a preguntas básicas.
Un experto en nutrición diría que está en su peso. Muy bien, ¿de qué sirve eso al cliente si en un espacio dedicado al cuidado de la imagen, incluso de la higiene, han decidido contratar a una persona que ni conoce el producto ni por supuesto lo emplea?.
Lo primero que se vende es el vendedor
Las cuestiones lógicas por alguna extraña razón, son evitadas o ignoradas por los responsables de Recursos Humanos. Quizás esa chica del ejemplo es una apasionada de la música y además conoce bien el sector. ¿Por qué obligarla a maquillarse sin saber y a permanecer en un sitio donde no encaja?
¿Ayuda a vender más? No. ¿Hace bien su trabajo? No. Probablemente por apatía y porque no le interesa el producto. ¿Quizás tenía un mal día? Sabemos que cuando se trabaja de cara al público, esos días existen pero se disimulan a la fuerza.
No sólo la imagen personal sino el lenguaje no verbal está lanzando señales al otro. Si detestas tu trabajo lo demostrarás con tu cuerpo, tu postura y sobre todo con un tono apático.
En Pymes y Autónomos|La comunicación como habilidad básica de un vendedor
Imagen|Viganhajdari