En estos días se está hablando mucho de la iniciativa emprendida por el gobierno para retomar el huso horario que existía en España antes de la Segunda Guerra Mundial, es decir, el horario del meridiano de Greenwich. De modo que esta sería oportunidad tremenda para converger hacia los horarios europeos.
Actualmente esta propuesta se encuentra en fase de estudio, pero la mayoría de las opiniones muestran muchos aspectos positivos, como por ejemplo el aumento de la eficiencia en el horario de trabajo, el acabar con la pausa de dos horas del almuerzo que se practica en la mayoría de las empresas, y favorecer la conciliación familiar al poder salir más temprano.
Como firme defensor de las políticas de conciliación y la optimización del tiempo de trabajo, no puedo celebrar más esta noticia. Porque por primera vez en nuestra historia reciente, se están sentando las bases para acabar con la cultura de 'calentar la silla', contando con incentivos suficientes como para sacar el máximo provecho a nuestro tiempo de trabajo.
Lo único que hace falta, lógicamente además de que se instaure, es que las empresas empiecen a dejar de ver con malos ojos que sus equipos abandonen el puesto de trabajo a las 17.30h o a las 18h sin que se tenga la sensación de que alguien se está relajando, para pasar a pensar que es ineficiente emplear más tiempo del que las tareas necesitan bajo la presión habitual.
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