Buena parte de este mes de agosto la vamos a dedicar, como os comente, a repasar juntos aquellas herramientas financieras que se usan para anticipar nuestra facturación. Habrá algunas que se deberán conformar con un solo post, mientras que otras tendrán necesariamente que repartirse entre varios. Y una de ellas, quizás la más importante, aunque ha perdido mucha relevancia en los últimos años es el descuento comercial. Dentro del mismo, como La Madre de todos los descuentos, esta el Descuento de las Letras de Cambio. Por tanto, primera precisión, si hablamos de descuento, sin añadir nada más, nos estaremos refiriendo al descuento de efectos comerciales, de los cuales el más destacado es el de este tipo de documentos.
Creo que, antes de entrar a saco en la descripción de los distintos efectos comerciales, de los distintos sujetos que participan, etc, nos puede venir muy bien acordarnos de cuál es el origen histórico de la letra de cambio. Entenderemos luego mucho mejor algunas de sus características, aunque el modo en que se han acabado usando no tenga mucho que ver con cómo nacieron.
Usualmente se cita como lugar de origen de las letras de cambio la Italia medieval. Supongamos que un mercader debía viajar entre dos ciudades. Podía llevar su dinero a cuestas, pero era sumamente arriesgado en aquella época. As pues, se dirigía a su banquero, al banquero de su ciudad, y le depositaba el dinero. Éste emitía una carta en la cual reconocía una deuda con su cliente, y ordenaba a un banquero de la ciudad de destino, con el que mantenía relaciones financieras, su corresponsal, que a la vista de este documento, le entregase a su portador la mencionada suma. Esta relación triangular pervivirá en el futuro de las letras de cambio, aunque con muchos matices.
Como vemos se trata de un documento en el que se recoge una deuda de un sujeto frente a otro, y preparada para ser entregada (endosada) a un tercero. Se trata de un claro antecedente no sólo de las letras de cambio. También del papel moneda, que en su orígen tuvo emisores privados y no públicos.
En el fondo, esta operativa financiera, es antiquísima, y se manifiesta en otras muchas sociedades. El uso de estos corresponsales para evitar llevar el dinero encima, forma parte de la cultura de los chinos o de los musulmanes. Entre estos últimos se llama hawala. Y, desde una óptica sofisticada, viene a ser el modo en que se articulan las relaciones entre los Bancos a nivel internacional, con un sistema de corresponsalías (aquellos que hayan recurrido a transferencias swift sabrán de que les hablo).