En los últimos años se ha hablado mucho sobre el potencial exportador de las empresas españolas, que han encontrado fuera de nuestras fronteras las oportunidades de negocio que no encuentran en el mercado local.
De manera que muchas han logrado amortiguar los envites de la crisis económica, e incluso, ir más allá, alcanzado nuevos hitos que les han permitido consolidar una senda de crecimiento.
Dentro de este proceso, en el mundo empresarial son muchos los que se han apresurado a acuñar el término de empresa global para referirse a todas ellas, sin discernir en todos los casos entre las empresas que venden en el exterior, y aquellas otras que manifiestan un comportamiento verdaderamente global, al transferir oportunidades y negocios ya lo largo del mundo.
Ya que no es lo mismo que una empresa lleve a cabo toda sus decisiones localmente y exporte a un determinado país, que el conjugar recursos y operaciones diversas en distintos países, para basar su negocio en diferentes áreas regionales.
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