La Revolución Industrial supuso uno de los cambios más revolucionarios de la historia en lo que a producción se refiere. Con ella aparecieron las primeras grandes empresas y los primeros sistemas de producción en serie, lo que cambio para siempre el paradigma industrial a nivel mundial. Sin embargo, la aparición de grandes empresas motivó la aparición de numerosos colectivos de trabajadores que luchaban por sus derechos laborales.
Los movimientos sindicales pronto tuvieron una gran importancia y aceptación en la sociedad, y la figura del empresario pasó a ser ampliamente vilipendiada. La supuesta explotación a la que estaban sometidos sus empleados unido al hecho de que sus puestos de trabajo dependían de las decisiones arbitrarias de su empleador eran algo considerado inaceptable de todo punto. Una creencia muy extendida aún a día de hoy y que, sin embargo, no es ni mucho menos la tónica general de los empresarios en nuestra sociedad actual.
Uno de los elementos más criticados y, a la vez, peor entendidos por el gran público, es el margen de beneficio empresarial. Existe una creencia muy extendida de que ese beneficio es fruto del robo que el capitalista ejerce sobre sus empleados, y que viviríamos mejor si este margen se repartiese entre todos los empleados puesto que éste sería un reparto mucho más justo y equitativo. Sin embargo, es precisamente esa tasa de beneficio la verdadera razón de ser de cualquier empresa.
No existe ninguna organización en el mundo, a excepción de las empresas públicas y las entidades sin ánimo de lucro, cuyo objetivo no sea la obtención de beneficios. De hecho, es precisamente este objetivo el que da sentido a la división del trabajo y a la consecuente contratación de empleados y su especialización.
El empresario asume un riesgo anticipando los factores de producción, fundamentalmente capital y trabajo, con la esperanza de obtener una tasa de rentabilidad que compense con creces ese riesgo. Si todo el beneficio obtenido se repartiese entre los empleados, al empresario no le compensaría haber asumido ese riesgo. Es más, si no cuenta con una tasa de rentabilidad superior a los de otros productos de inversión sin riesgo, el coste de oportunidad será muy elevado y tampoco emprenderá su aventura empresarial.
En definitiva, los empresarios asumen un riesgo importante para que sus trabajadores tengan un salario seguro a fin de mes. ¿Significa esto que les están robando? Yo creo que no.
En Pymes y Autónomos | El paradigma de trabajo español ha de ser el emprendimiento si queremos salir de la crisis Imagen | nkzs