Hoy quiero hablar y defender aquí la libertad total de apertura de los comercios, y la desregulación de las limitaciones para poder trabajar en festivos o en los horarios que uno estime conveniente. No estoy diciendo que no tengan que existir unos días festivos marcados en rojo en el calendario o no, tampoco digo que no exista un horario habitual de trabajo, pero que existan festivos o unos horarios más habituales que otros, no debería ser para mi un impedimento de que cada uno abra o cierre cuando le venga en gana, sin que nadie le obligue a bajar la persiana.
Nunca he entendido eso de los “domingos o festivos que se permite abrir al comercio”, y siempre he admirado el modelo de encontrar una tienda abierta a las cinco de la madrugada si al tendero le apetece. Detesto el modelo que por ejemplo de donde yo soy en Catalunya nos imponen, de ocho festivos “permitidos” abiertos al año, y me encanta cuando veo otros lugares que van camino en ese sentido de la libertad, y que un domingo te encuentras tiendas abiertas, ¿quien es el estado o cualquier ente oficial para decirme cuando tengo o no que abrir?, ¡como si me quiero llevar un colchón al comercio y dormir en él!
Algunos dirán que eso perjudica al trabajador o al pequeño comercio, no estoy para nada de acuerdo, quien no quiera trabajar o abrir esos días que no trabaje y quien no quiera abrir que no lo haga, seguro que muchos otros si que querrán trabajar esos dias y otros que querrán abrir, ¡libertad para los dos!
Y muchos otros dirán que en nuestro país ya existen tiendas que abren 24 horas o casi 24 horas al día. Sí, si que existen pero son limitadas y en base a una regulación de un determinado tipo de tiendas que pueden abrir, yo lo que defiendo es que no exista esa regulación y que cada uno pueda abrir simplemente porque le apetece o porque lo considera comercialmente atractivo. ¿Que según que tiendas no les merece la pena abrir pues entrarían menos de cuatro gatos de madrugada o en un día de Navidad?, puede, pero eso no es incumbencia del estado o del burócrata en cuestión, es en todo caso decisión del señor que servil y regularmente paga su “impuesto revolucionario”, en forma de impuestos por sus ganancias y por tener un negocio a la recaudadora hacienda pública.
En Pymes y autónomos | Pros y contras de la libertad de horarios
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