Poca atención se le ha prestado a cuatro importantes palabras de Cristobal Montoro, expresadas el pasado viernes mientras justificaba la subida del IVA. Con ellas explicaba que el incremento se realizaba obligados por las circunstancias y por las recomendaciones. ¿Cómo puede una recomendación suponer una obligación? La respuesta parece tristemente sencilla.
"The Economist" lo definió así: "La subida de impuestos es un abuso de los nuevos amos de España en Bruselas". En otras palabras, si un cliente me hiciera una sugerencia yo podría tomarla o dejarla, pero si lo hace con una pistola en la mano, mi capacidad de decisión disminuye notoriamente. ¿Somos los autónomos, las pymes y los ciudadanos víctimas de un atraco?
Yo soy un autónomo que paga sus impuestos y lucha, como otros tantos, por sobrevivir en la peor tormenta económica que ha conocido la democracia española... y no, ni soy rico ni estoy cerca de serlo. De hecho, las medidas me hacen más pobre y convierten mi futuro en algo más oscuro que hace un mes.
Mientras yo he estado pagando y preocupándome por declarar todo, otros han estado defraudando y enriqueciéndose ilícitamente, pero mientras a ellos se les ofrece una amnistía, conmigo no hay piedad.
Intento pensar en los motivos macroeconómicos y razonar las medidas, pero cuando lo estoy logrando, una "vocecilla" surge en mi cabeza: "No estamos ante un atraco, estamos ante un golpe de estado silencioso por parte de "los mercados". Estamos ante la pérdida de soberanía de una nación, pues no hemos votado por las fuerzas ocultas que nos manejan".
Cuando el dinero gobierna sobre el dinero, los trabajadores solo son monederos y los desempleados sumideros. En este panorama, los programas electorales se convierten en papel mojado y las manos que mueven los hilos marcan el camino.
Ahora escuchamos cómo el resto de fuerzas políticas critican las acciones del gobierno, igual que ellos lo hicieron desde la oposición. Y es que lo que antes defendía el PSOE ahora lo demoniza, para que lo defienda el PP. Es como si cambiáramos la cara del representante pero no la del que manda, sea quien sea. Este no es un foro político, pero ya no sé para dónde mirar.
Esta pérdida de confianza de la ciudadanía me parece peligrosa y las medidas empujan a muchos a la economía sumergida por verse obligados a pagar una deuda creada por la inoperancia de nuestros gobernantes y por el hecho de asumir las pérdidas privadas de los intocables.
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