La mayoría de los profesionales, de cualesquiera de los sectores que se trate, a la hora de valorar un cambio profesional tienen en cuentan múltiples elementos, como por ejemplo el salario, las condiciones de trabajo, la posibilidad de ascender, o la mayor apetencia por desarrollar ciertas funciones y/o habilidades entre otros.
Aunque esta mezcla de 'aditivos' es muy diferente en cada uno de los casos, puesto que obedece a cuestiones de carácter subjetivo, de tal manera que en un proceso selectivo en el que concurran dos o más profesionales ninguno de ellos tendrá las misma pretensiones.
Tradicionalmente, al menos lo que he apreciado en mi entorno, es que el factor 'estrella' es el económico, de tal manera que la mayoría de los profesionales aceptarían un cambio profesional ante una mejora de sus condiciones económicas.
No obstante se está apreciando una nueva tendencia, en la que sin dejar de ser importante el aspecto económico, se valoran otros aspectos como la conciliación de la vida profesional y personal, la posibilidad de desarrollar un trabajo más acorde con nuestras inquietudes, entre otros muchos más. Lo que denota un cierto cambio en la valoración de preferencias a la hora de desarrollar un actividad profesional por cuenta ajena.
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