Estos últimos años no han sido fáciles en el mercado laboral. Crisis, trabajos precarios, sueldos que no se correspondían con las horas invertidas. Pero no todas las empresas han dejado de lado a su plantilla. Reconocer el talento y que éste sea un valor que sume en beneficio de todos, es propio de los líderes humildes y sabios.
En situaciones excepcionales es cuando las decisiones se tornan valiosas. Si hay una palabra que marca la actualidad es la incertidumbre, y nos seguirá acompañando durante los próximos meses. Una etapa incierta para todos: empresas, trabajadores y autónomos. Es el momento de apostar por las personas y de dar más protagonismo a aquellas que son valiosas para nuestro proyecto.
Etapa incierta para las empresas, momento clave para apoyar al talento
A todos nos asaltan las dudas. Los empleados preguntan cómo será el final de año en la organización en la que desempeñan su actividad, si mantendrán el trabajo y podrán cumplir con su rutina familiar y sus sueños.
Las empresas que no se han visto obligadas a abandonar su actividad, llevan meses navegando para aguantar el temporal, haciendo un esfuerzo titánico para salvar el año y pensar en un 2021 más esperanzador. Aquí es donde las personas tienen que volver a demostrar su orgullo por pertenecer a su lugar de trabajo, y en este propósito entra desde el que está más arriba al que juega un papel menos relevante.
Mantener la calma, generar confianza y ser agradecidos con quienes en el peor momento siguen ahí
¿Son conscientes los gerentes del inmenso esfuerzo que está realizando su plantilla desde el mes de marzo? ¿Se hacen una idea de en qué condiciones están llevando a cabo su labor? No todo el mundo vive en una casa enorme, no todo el mundo lo tiene fácil para poder desconectar del trabajo.
El talento va de la mano de una persona que está ahí, que no se rinde, que en el peor momento de nuestra Historia no falla. Responde a los mensajes, atiende correos o si no es posible el teletrabajo, acude de manera presencial con lo que eso conlleva: su salud. Se acabó la era de las buenas palabras, bienvenidos sean los hechos.
Afortunada la empresa que cuente con un trabajador talentoso
Ahora no se trata de pensar con una mentalidad egoísta. No se trata de creer que se le está haciendo un favor a ese hombre o a esa mujer. Ellos arriesgan mucho por seguir en su puesto, y con ello, dan valor a la empresa. Sin las personas sólo serían edificios vacíos sin alma y sin productividad.
Las empresas necesitan conocimiento y talento para salir de ésta. Las reglas han cambiado, es hora de innovar. De que un superior descienda al suelo y compruebe que hay que incorporar las tendencias que dicta el mercado, reclutar a los mejores y premiar a los que siempre han sido válidos y quizás no hayan sido valorados como se debiera.
Un empleado que se adapta, que afronta una crisis de esta magnitud con un talante optimista y responsable, es importante. Tal vez, sólo tal vez, algunas empresas sean capaces de reconocer y mantener a esas personas que viven con pasión su trabajo.
Que sin dejar de ser responsables, con problemas personales, están al pie del cañón para que el líder saque pecho.¿Es hora de que algunos jefes sean conscientes de que solos no son nadie? ¿O seguiremos viendo los mismos patrones de conducta en nuestro mercado laboral?
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