La Central de Información de Riesgos (CIRBE) es un servicio público que gestiona una base de datos en la que consta toda la información relativa a préstamos, avales y, en general, productos de riesgo que las entidades financieras conceden a sus clientes, en este caso pequeñas y medianas empresas.
Con su aplicación se tiene la ficha sobre los destinatarios de estos productos bancarios, disponiendo de una información fidedigna de su impacto directo sobre las empresas. Pero, ¿cómo funciona realmente este servicio de prevención de riesgos?
Su funcionamiento
De forma muy sencilla, ya que si se tiene contratado, por ejemplo, un crédito para crear o desarrollar una empresa, estará registrado el nombre de su titular (tanto si es persona física como jurídica) y el número de identificación fiscal, al igual que la deuda acumulada a final de cada mes. El principal recelo de los empresarios que desconocen su mecanismo es que esta información pueda ser pública o pueda pasar a la competencia. Esto no es así como consecuencia de las medidas de seguridad y confidencialidad que implantan para proteger los datos de las empresas, y que entre otras razones, está garantizado por obligación legal.
Por otra parte, otro aspecto que deben valorar los empresarios es que no se trata de un registro de morosos, sino que por el contrario es una base de datos en la que están registrados todos sus movimientos como clientes de las entidades financieras, aunque si se detectan casos de retrasos en los pagos tiene la obligación de declararlo. Ejercen básicamente de órgano supervisor para que los bancos y cajas de ahorro puedan o no conceder una línea de financiación, y en función del grado de solvencia de sus actividades.
¿Cómo afecta realmente a las empresas?
Este servicio público genera también una serie de instrumentos que pueden ser de mucha utilidad para las pequeñas y medianas empresas. Para empezar les dota de una mayor información para conocer su estado de cuentas y su capacidad de endeudamiento, para a continuación conocer de primera mano si están en disposición que les concedan más créditos en función de la deuda contraída con las entidades financieras, para finalmente detectar su grado de solvencia con respecto al sector bancario.
No en vano, las entidades financieras deben declarar mensualmente la totalidad de sus riesgos de crédito, así como los titulares (empresas) de dichos productos. ¿Pero a partir de que cantidades debe reflejarse? El importe mínimo de la declaración es de 6.000 euros. Es una forma de clasificar los riesgos en los que pueden incurrir las empresas y que básicamente se limitan a dos. Por un lado los directos, que se derivan de las operaciones de financiación (hipotecas, créditos, operaciones de arrendamiento financiero, etc.), y por otro, los indirectos como consecuencia de garantizar o avalar a otros clientes, proveedores o directivos de la empresa.
Repercusiones de estar o no incluidos en la base de datos
Estar en posición deudora en esta base de datos puede perjudicar notablemente las posibilidades, por ejemplo, para demandar financiación de circulante o de prestación de garantías, pero por el contrario, si el historial está limpio puede constituirse como un pasaporte para que el acceso a estos productos bancarios no tenga demasiados problemas. Pero es más, también afecta a otra serie de aspectos determinantes en sus relaciones con bancos, proveedores y, clientes en general, que deberán tenerse en cuenta a través de las siguientes siete actuaciones.
• Todas las operaciones de financiación estarán registradas en la central de información, de forma que este órgano supervisor sabrá rápidamente en qué estado están sus cuentas para controlar los riesgos que puede conllevar sus próximos movimientos y comprobar la capacidad de endeudamiento de la empresa y su capacidad para devolver el préstamo. • Si van a necesitar un crédito profesional, por ejemplo, y no saben con exactitud la deuda contraída con las entidades de crédito, los datos registrados les servirán de gran ayuda para conocer si realmente van a tener acceso a una línea de financiación o tendrán que recurrir a otras fuentes alternativas. • Cuando se demande un préstamo y, desde la aprobación de la Ley de Medidas para la Reforma del Sector Financiero, la entidad bancaria no necesitará autorización expresa de la empresa para acceder a sus datos, pero si al menos deberá comunicarla el derecho a consultarlos. • Los datos se actualizan todos los meses, aunque quedan registrados con dos meses de retraso, período que pueda dar un mayor margen de acción a la empresa si la deuda hasta ese momento es inferior a 6.000 euros. • En los casos que no se hayan formalizado ningún préstamo, garantía o aval, no tendrá repercusiones ya que no aparecerán en la base de datos en la CIRBE. • No todo son limitaciones, ya que hay productos bancarios sin impacto en la empresa ni en el endeudamiento bancario, como las operaciones de confirming (ordenantes, proveedores…). • Y, finalmente, es aconsejable tener lo más limpio posible el historial de la empresa, ante la necesidad de obtener financiación urgente o avalar a nivel personal un préstamo solicitado por una empresa que hayan creado sus titulares.