Cuando te sientes preparado para abordar una situación complicada con un colega, puedes sentirte tentado de sumergirte en la conversación. Pero antes de hacerlo, debes de asegurarte de saber lo que esperas lograr.
¿Cuál es tu objetivo?, ¿quieres completar el proyecto más rápido?, ¿ofrecer los mejores resultados?, ¿tu relación con esta persona importa más que el resultado del trabajo?, etc.
Es posible que desees priorizar todas estas cosas, pero piensa en tu objetivo principal y busca la superposición con el objetivo de la otra parte.
Si ambos disponéis de un objetivo compartido, estaréis mejor posicionados para trabajar juntos en el conflicto. Por tu parte, no deberías de dejar de preguntarte si tiene sentido lo que pretendes y si es realista.
Si no, baja la vista un poco. Concéntrate en un objetivo más pequeño y manejable, tal y como puede ser el caso de acordar quién debería liderar un proyecto común o cómo colaborarán nuestros equipos.
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