Lunes por la mañana, suena tu teléfono, y al otro lado del hilo telefónico un empleado te dice: “Buenos días Jefe, hoy no puedo ir a trabajar porque he pasado una mala noche, y voy a quedarme descansando”
En este momento te estás encontrando ante una ausencia laboral, y tu planificación para ese día probablemente se desmorone, tendrás que repartir el trabajo entre otros empleados, llamar al cliente para decirle que hoy no podrá ser, que intentarás ir personalmente, o quizá tengas la posibilidad de llamar a un conocido para que te resuelva la papeleta.
Este tipo de situaciones son muy comunes, aunque las principales afectadas son las grandes empresas, las pymes y pequeños autónomos tampoco se salvan de sufrir sus consecuencias.
En primer lugar habría que hacer una distinción entre absentismo, por una parte tendremos el justificado, que es aquel que obedece a bajas médicas, y por otro lado el injustificado, que se da cuando el trabajador no aporta documentación alguna que ampare su ausencia. Habitualmente estamos hablando de periodos de ausencia breves, que pueden ser en muchos casos de un día o dos.
¿Por qué se da el absentismo? Las respuestas son tantas como trabajadores tengas en tu empresa. Habitualmente suelen darse en casos en los que hay una falta de motivación del empleado, bien a nivel personal, bien porque el trabajo no le enriquece, considera que no está bien remunerado, o supuestos de burning, síndrome del quemado, por citar algunos.
¿Cómo se puede resolver? Aquí está el gran dilema de los Directores de Recursos Humanos, que están entre el premio y el castigo, bien premiar por ir a trabajar (aunque a algunos empresarios les puede parecer una obscenidad) o bien utilizar mano dura y empezar con una retahíla de sanciones que puede tener dos consecuencias que el trabajador se avenga a razones o bien que reaccione e incremente su comportamiento.
¿Qué haces en tu empresa ante estas situaciones?
Imagen | Wilhei66