En estos días el culebrón financiero al que se enfrenta Chipre está copando las primeras planas de los principales medios en la prensa económica, una situación que puede derivar en explosiva, y que ya está teniendo importantes connotaciones para los ciudadanos chipriotas. En este contexto, mucho se está hablando de las restricciones que cuentan los habitantes de esta pequeña isla del mediterráneo en cuanto a la retirada de efectivo, y también sobre la sombra de la aplicación de una enorme tasa para los ahorros.
Dentro de este suceso, existe un colectivo muy afectado, y que en muchas ocasiones es olvidado, las empresas y los pequeños negocios. Que además de sumarse a las consecuencias citadas para los particulares, deben enfrentarse a un 'frenazo en seco' de sus ventas, como consecuencia de una contención en masa del consumo privado. Y también a un asunto, no menos importante, como es la escasez de dinero.
Si ya los comercios estaban sufriendo en primera persona las consecuencias de la crisis económica, esta situación puede suponer la puntilla para muchas de ellas, que ante la escasez de las ventas, el no contar con la tesorería suficiente, y hasta la desconfianza de muchos de sus proveedores a la hora de cobrar la factura de los productos que les abastecen, pueden suponer una auténtica bomba de relojería.
Ante este tipo de situaciones la verdad es que se puede hacer poco, ya que al tratarse de una situación que nos ha venido impuesta, y cuyas bases se han determinado con nocturnidad y alevosía, les obligarán a la instauración de nuevos mecanismos como puede ser el trueque en los intercambios empresariales, el incremento del papel comercial, y el aumento del saldo de las cuentas deudoras y acreedoras, tendencias que creo que se confirmarán, sin más remedio, en los próximos meses.
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