Ayer se conoció que el mes de mayo ha marcado un nuevo récord en la contratación, siguiendo la senda que habíamos tenido en Abril lo que supone que el empleo recupera los niveles de 2009. Al menos en cifras, porque esto no significa que esta recuperación económica esté llegando a empresas y trabajadores.
Además si se escarba un poco en los números, se ve claramente como es un dato estacional. De los 223.192 afiliados más, el mayor aumento del empleo corresponde a la Hostelería, que ha visto incrementarse su cifra de afiliados en 65.409 personas en mayo. La comunidad autónoma en la que más ha crecido la afiliación en el pasado mes ha sido Baleares, que con un crecimiento de 49.969 afiliados, con la apertura de hoteles y nuevos establecimientos por temporada que cerrarán sus puertas en noviembre, volviendo al paro los mismos que contrataron.
Los números globales son buenos, pero hay muchas sombras. Por una lado, una mayor contratación parcial, donde no todos los contratos son a jornada completa, lo que implica menos salario. A esto hay que sumarle una estacionalidad muy fuerte. El sector del turismo sigue estando muy ligado al sol y playa, concentrado sobre todo en cinco meses, y el resto del año los puestos de trabajo asociados desaparecen.
Esto tiene dos aspectos muy negativos. Por un lado, los trabajadores no tienen una seguridad en sus ingresos, lo que retrae de forma notable el consumo interno, otro de los motores de los ingresos de las empresas, que ayuda a mantenerse durante todo el año en unos niveles de ingresos aceptables.
Por otro lado, la estacionalidad muchas veces retrae las inversiones. Es más complicado amortizarlas si sólo tenemos seis meses para ello, que si se trabaja todo el año. Esto provoca en muchos casos dudas a la hora gastar parte de sus beneficios en mejorar, lo que también supone que no tienen el efecto arrastre en invierno, que es cuando se pueden acometer estas mejoras sobre otras empresas que les prestan servicios.
Al final todos estos factores vistos de forma conjunta hacen que la recuperación sea mucho más débil de lo que podría ser. Y aunque en cifras absolutas se estén alcanzando los valores precrisis, las cicatrices que nos han dejado estos años están marcadas en consumidores y empresas de forma mucho más profunda de lo que muchos quieren admitir.
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