La propuesta realizada por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para modificar el régimen de autónomos y así establecer un sistema de ingresos reales ha incendiado el diálogo social. La mayoría de asociaciones de autónomos rechazan de pleno la reforma del RETA, argumentando que, en algunos tramos, el trabajador estaría trabajando para la Seguridad Social.
En concreto, según cálculos de la Federación de Trabajadores Autónomos, todos los autónomos con rendimientos netos de actividades económicas superiores a los 42.000 euros pagarán más de la mitad de sus ingresos netos al estado. Por ejemplo, los autónomos con unos rendimientos netos de 49.000 euros, pagarán 27.000 euros entre cotizaciones sociales e IRPF y únicamente quedarán para ellos 22.000 euros.
Pero es que, además, los autónomos con rendimientos netos superiores a los 32.000 euros van a pagar un 40 por ciento de sus ingresos al estado. Por poner este dato en perspectiva, un autónomo que cotice por la base mínima en la actualidad y se sitúe en este tramo, pasará a pagar un 16 por ciento más con el nuevo sistema de cotización.
En realidad, todos los autónomos con rendimientos netos superiores a los 22.000 euros empezarán a pagar más en sus cotizaciones a la Seguridad Social. El ministro Escrivá ya se ha apresurado en indicar que estos incrementos "únicamente" afectarán a un tercio de los autónomos que son, además, los que más facturación obtienen en el ejercicio de su actividad.
La conclusión es que muchos autónomos empezarán a trabajar para el Estado. Un sistema que fomenta la economía sumergida y desincentiva todavía más la actividad en determinados tramos de facturación.