Hoy es la 130º conmemoración del día del trabajador. Esta celebración se remonta al año 1889, en conmemoración de los Mártires de Chicago, ejecutados en las revueltas que reivindicaban la jornada laboral de 8 horas.
Mucho ha llovido desde entonces, y este día ha pasado ser el día de los trabajadores, aunque parece ser que los autónomos no tienen siquiera el derecho a celebrar este día, como trabajadores que son también.
Los autónomos nos encontramos descolocados en estas celebraciones. Los sindicatos nos tachan de empresarios, en la patronal tampoco pintamos mucho, y para los trabajadores, pues depende de nuestro status de autónomo, sólo somos autónomos o somos empresarios.
Tal y como yo lo veo, somos más de tres millones de trabajadores, los cuales algunos tenemos asalariados, otros son autónomos por el mero hecho de soportar la forma jurídica de una sociedad, pero tampoco tienen una estructura empresarial clara, y otros, muy pocos, ostentan el poder en grandes estructuras empresariales mediante diversas fórmulas directivas.
La percepción social del autónomo, está más identificada con el “empresario explotador” que con el “trabajador por cuenta propia”. Prueba de ello, basta con oir cualquier discurso de algún representante o delegado sindical.
Aún así, a pesar de nosotros sentirnos desplazados creo que hoy no es un buen día para los trabajadores de nuestro país. No olvidemos que hay más de 4 millones de personas que no pueden celebrar este día puesto que no tienen trabajo.
Los discursos ofrecidos por los máximos representantes sindicales, no me han gustado en absoluto (si no los hubiera oido, eso que me hubiera ahorrado), tanto como pequeño empresario como trabajador que también me considero.
De muestra un botón; Cándido Méndez, como máximo exponente de UGT tira la pelota contra la CEOE y manda un mensaje directo que extraigo de El País:
...han amenazado con la convocatoria de una huelga general si el Gobierno se salta el diálogo social y accede a las peticiones de la patronal a favor de flexibilizar el mercado laboral.
Es curioso, muy curioso el discurso. No se amenaza con una huelga por la sangría de empleos, por la precariedad laboral que origina el desempleo, ni por ningún otro motivo, de los muchos que hay, en donde la patronal ni pincha ni corta.
Es mejor, volver a los discursos manidos, de la “oprimida clase obrera, contra el empresario abusador”. Desde luego, con ese tipo de interlocutores sindicales, pocas cosas se pueden esperar que aporten a la situación actual por la que estamos atravesando todos.
Vía | El País
Imagen | UGT
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