La tarifa plana siempre ha dado mucho que hablar. A pesar de sus evidentes ventajas para nuevos autónomos, lo cierto es que ha estado en el punto de mira de muchos políticos y de la propia Seguridad Social, precisamente porque supone una merma de ingresos para la entidad pública.
Una de las principales asociaciones de autónomos también se ha manifestado en contra de esta bonificación. La Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) afirmase que es una "carísima estrategia de fomento del emprendimiento" y que promueve la creación de falsos autónomos.
A través de su presidente, Eduardo Abad, UPTA advertía de que, en las negociaciones que se iban a llevar a cabo durante estas semanas entre las organizaciones representativas de autónomos, el diálogo social y el Gobierno, este sería uno de los temas que tendría que ser analizado y corregido de cara a establecer las bases del nuevo sistema de cotización.
Lo que queda claro es que la tarifa plana no ha tenido los efectos deseados sobre la creación de nuevas empresas, especialmente si lo que se deseaba era que estas siguiesen su actividad después de unos años. De hecho, según los datos de UPTA, desde el 2013 al 2021 período durante el que lleva activa la tarifa plana-, se han dado de alta 3.231.078 autónomos y el crecimiento neto en el RETA apenas llega a los 217.000 en este periodo.
Es decir, solo el 13 por ciento de las actividades que se han beneficiado de la tarifa plana han funcionado. A ello hay que sumarle el coste que supone esta ayuda a las arcas de la Seguridad Social, con unos gastos de 700 millones de euros anuales.
Por el momento, la Junta de Andalucía, una de las comunidades que más han apostado por la tarifa plana, ya ha comunicado que va a prorrogarla para los trabajadores autónomos más allá de septiembre. Pero quién sabe lo que ocurrirá en los próximos meses, y si finalmente tendremos que decir adiós definitivo, especialmente si finalmente ve la luz la nueva cotización por ingresos reales.