Con el cierre del año muchas empresas se dan cuenta que el límite de clientes morosos puede que haya subido mucho más de lo que su salud financiera puede soportar. Se confía en que el cliente pagará, más tarde que pronto, pero no siempre es así. Por eso vamos a ver algunos consejos para la gestión de impagados y reducir el impacto de la ola de morosidad que puede llegar a tu empresa.
Porque a pesar de que se ha ampliado la moratoria para la obligación de declaración de concurso de acreedores, hasta mediados del 2022, la realidad es que habrá empresas que no podrán recuperarse, más todavía si el ritmo de recuperación no es tan alto como estaba previsto.
Anticiparse a los problemas
Esta es la principal medida para no comprometer la salud financiera de la empresa. Es importante tener mecanismos que generen las alertas adecuadas para controlar a aquellos clientes que no están pagando a tiempo y sobre todo, aquellos que se retrasan o no pagan de forma habitual.
Esto nos va a permitir investigar un poco más a aquellos clientes que estaban pagando bien, pero que en un momento dado dejan de hacerlo. Y también a los nuevos que no han respondido a los pagos comprometidos.
Aquí se requiere una labor de investigación que puede ayudar a saber cómo tratar al cliente y cuáles deben ser los pasos a seguir:
- Averigua el motivo real del impago, no lo que el cliente nos cuenta, sino lo que nos oculta.
- Documentar la deuda reuniendo documentos necesarios para demostrar su existencia y su cuantía.
- Comprueba la situación jurídica y financiera del deudor. Aquí es básico saber si tiene créditos impagados con otros acreedores.
- Si vamos a seguir trabajando con él, a pesar de que no ha pagado a tiempo, es importante tomar medidas para disminuir el riesgo como reducir el plazo de pago de sus facturas.
Cuatro opciones para cobrar las deudas pendientes con los clientes
Mediación
El primer paso siempre será la mediación. El hecho de sentarse a hablar puede resolver el problema. Mostrar empatía con la situación del cliente, e intentar ayudarle puede no solo ser la solución del impago, sino una oportunidad para fidelizarlo.
Además es un método más económico que cualquier procedimiento legal, y puede ser suficiente para cobrar la deuda. Pero que asumir que en algunos casos no va a servir de nada.
Demanda
Si detectamos que no está dando resultado o que nos están engañando, el siguiente paso sería la demanda legal. Se trata de una carta formal de requerimiento de pago. Tras recibirla, el cliente tiene 21 días para responder.
Lo ideal es que este requerimiento lo redacte un abogado especializado, lo que va a permitir en caso de que el proceso judicial siga en marcha como elemento probatorio.
Acción judicial
Si la situación se ha encallado lo norma es proceder a la denuncia, para lo cual es fundamental probar que ha habido suficiente comunicación con tu cliente, de manera que se entienda el objeto de la denuncia.
El problema principal en este caso es que el muchos casos los órganos judiciales se encuentran colapsados, pero también que por pequeñas cantidades no merece la pena a muchas empresas emprender el proceso y prefieren darlas por perdidas.
Agencias de cobros
Sería el último recurso, siempre puedes vender la deuda a una agencia especializada para recuperar deudas. De esta manera vamos a recuperar al menos una parte de lo adeudado en la mayoría de los casos.
El principal problema de este método es que recurrir a un tercero puede cerrar definitivamente cualquier posibilidad de relación futura con tu cliente.
No es una cuestión sencilla, pero lo que no se puede permitir es que por intentar ayudar o dilatar los cobros, la que acabe sufriendo problemas sea nuestra empresa. Y es algo crítico sobre todo para las más pequeñas.
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