Comenzar un negocio es muy parecido a convertirse en padre. No sólo tenemos que estar preparados anímica y económicamente, tenemos que estar comprometidos con poder atender sus necesidades hasta que sea lo suficientemente maduro como para caminar por su cuenta, así que esta decisión debe ser tomada desde la reflexión y la responsabilidad de que el recorrido será duro.
He aquí varias preguntas que hacerse antes de emprender:
¿Me apasiona mi producto o servicio?
Seamos realistas: emprender es muy estresante. Nos preguntarán constantemente si hemos tomado la decisión correcta, sobre todo cuando las horas de trabajo son largas y las ganancias iniciales (si las hay) son mínimas. Como promotores del negocio, también somos vendedores de nuestra empresa y nuestro entusiasmo por el producto o servicio, es a menudo la diferencia que conecta a los clientes, atrae ofertas y capta a los posibles inversores.
¿Soy bueno en la toma de decisiones?
Nadie más lo va a hacer por usted, cuando somos dueños de nuestro negocio, tenemos que estar entrenados en la capacidad de decidir. Considere cómo respondería ante estas primeras decisiones: ¿Trabajo desde casa o puedo alquilar una oficina? ¿Debo contratar a los empleados o puedo recurrir a colaboradores freelance? ¿Me oriento a clientes de gama alta o trato de ir a por los de rotación? ¿es el momento ahora de dar el salto? ¿Debo pedir dinero prestado a amigos o familiares? ¿Utilizo mis ahorros? Tenga en cuenta que el proceso de toma de decisiones se vuelve más complicado conforme pasa el tiempo, una vez que tenga empleados o clientes dependiendo de usted. Las decisiones que tomamos pueden llevar al éxito o la caída, por lo que debe tener confianza en nuestra capacidad para tomar la decisión correcta se convierte en un factor esencial.
¿Cuál es mi tolerancia al riesgo?
Ya se trate de dejar un trabajo de la firma de un contrato de alquiler de un nuevo espacio, iniciar un negocio no es recomendable para los frágiles de corazón. No hay ninguna garantía de éxito, o incluso de un sueldo fijo. Si padece de aversión al riesgo, el emprender probablemente no es el camino correcto para ti.
¿Estoy dispuesto a asumir numerosas responsabilidades?
Mientras que un empleado de la empresa se centra en una habilidad especial o función dentro de la corporación, el propietario de un negocio debe aportar todo para el negocio. Los autónomos en particular, deben ser versátiles y desempeñar al mismo tiempo una serie de funciones, desde vendedor y contable, hasta cobrador. Si no estamos habituados a hacer malabarismos con muchos papeles, quizá no es la mejor opción el emprendimiento. La reciente crisis económica ha hecho que sea más importante que nunca para los dueños de los negocios un buen conocimiento de las finanzas de sus empresas.
¿Podré evitar el desgaste?
Trabajar siete días a la semana hace que perdamos el contacto con amigos, abandonemos aficiones e intereses y no dediquemos tiempo para nuestros seres queridos, lo que puede conducir rápidamente al agotamiento y en última instancia al fracaso empresarial. Si nos ceñimos a unos hábitos para mantener el equilibrio trabajo/vida, como no trabajar los domingos, destinar tiempo para aficiones como el deporte, el ocio...es probable que disfrutemos más del momento.
Tómese su tiempo para reflexionar sobre estas preguntas, haga un examen de conciencia, y luego, si usted piensa que tiene lo que se necesita, vaya a por ello.
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Imagen | Baker Institute