Todo emprendedor gasta una cantidad enorme de tiempo, energías y dinero es desarrollar su proyecto, convertirlo en empresa y que ésta sea rentable. Una vez que ha pasado por esa fase, hay dos alternativas, que la cosa haya ido mal y el proyecto fracase o que se cumplan las espectativas o, incluso, se mejoren y el negocio marche bien.
En este último caso, los problemas no han hecho más que empezar, el día a día traerá consigo dificultades, problemas, satifacciones y, en el mejor de los casos, buenos beneficios. Llegará entoces una de las cuestiones que más quebraderos de cabeza puede provocar al, o los, propietarios de una pyme, la fase de crecimiento y expansión.
Cuando la pyme echa a andar las cosas están muy claras, buscamos un local pequeño con un alquiler barato, en muchos casos dos, tres, cuatro o, a lo sumo, cinco personas trabajando, todos colaboran, unos saben lo que hacen los otros, etc.
Pero llega el momento en que el crecimiento implica cambios, más personas trabajando, una organización jerarquizada, delegar funciones, es imposible controlar lo que hace todo el mundo por lo que hay que confiar en otros para que asuman parte de esas responsabilidades de control…
Aumentan las ventas, necesitamos más espacio, un almacén más grande, reuniones de este departamento, por la tarde de este otro. El emprendedor necesita asimilar técnicas de gestión porque los problemas se multiplican. Antes, la empresa era muy pequeña, pero ha pasado a ser mediana y él es el mismo y con la misma disponibilidad de antes.
Mantener controlado el crecimiento, no sólo es recomendable desde el punto de vista financiero, sino que ayuda al empresario a ir asumiendo esas nuevas obligaciones de gestión. Los cambio radicales suelen ser muy complicados y los empresarios sin experiencia en la dirección deben ir poco a poco, aprendiendo con el día a día, incluso desechando oportunidades de expansión en aras de un crecimiento contenido.
El afán por crecer, si la empresa y el empresario no están preparados, puede resultar muy negativo para el negocio, si no se saben gestionar los cambios que hay que afrontar por ese crecimiento. El mundo empresarial, siempre en constante cambio, requiere mejoras contínuas y crecer siempre debe ser un factor positivo, si sabemos hacerlo.
En Pymes y Autónomos | ¿Ampliamos plantilla para crecer o nos quedamos como estamos?
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