Algunas cuentas contables deben de tener saldo, las de los bancos y la tesorería si no lo tienen puede ser una mala señal, pero otras puntualmente deben de estar a cero y si no lo están su conciliación se tornará cada vez más complicada o incluso imposible si con el paso de los años se acumulan desajustes.
Algunas de estas cuentas son de la hacienda pública que con las liquidaciones deben de quedar a cero, entre ellas las de todo tipo retenciones y las cuentas del IVA soportado y repercutido.
Otras como la 465 de las de las remuneraciones pendientes de pago, si pagamos todas las nominas debería quedar a cero y la seguridad social (476) también debe de quedar a cero si registramos el pago de la seguridad del mes anterior antes de contabilizar la nomina del mes en curso.
Precauciones a tener en cuenta para que los saldos de las cuentas nos queden a cero
Debemos de tener la precaución de no registrar apuntes en periodos cuyos impuestos ya se han liquidado ya que nos distorsionará los saldos de las cuentas, para ello la mayor parte de los programas de contabilidad nos dan la opción de cerrar o bloquear los periodos que señalemos.
Otra medida a considerar es la revisión periódica cada vez que se registren apuntes que afecten a estas cuentas, de manera que nos aseguremos que estas quedan a cero después de registrar determinados apuntes.
Y por último, destacar que la revisión y corrección cuando proceda, facilitará la gestión de la contabilidad de la empresa, ya que cuando los errores se acumulan en las cuentas llega un momento que el cuadre de las cuentas se convierte en una imposible labor detectivesca.
Imagen | Daniel Lobo
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