Todos tendremos que pagar más impuestos para salir de la crisis
Cuando estalló la burbuja inmobiliaria en 2008 nuestro país se encontraba en una buena situación económica, con años de bonanza tras de sí y unas cuentas públicas saneadas. Pero en 2020 la situación es muy diferente y todas las ayudas que se han concedido, la merma en los ingresos por la bajada de la actividad económica o una deuda ya de partida muy alta no implica nada positivo. Y al final hay que poner dinero encima de la mesa para cubrir los gastos, pero ¿quién pagará la fiesta en 2021?
Si partimos de la premisa presupuestaria de que no habrá recortes, cosa que sería muy impopular teniendo en cuenta que los gastos sanitarios son elevados y meter el cuchillo para recortarlos en este momento sería muy complicado, la realidad es que el ajuste solo puede llegar por una mayor recaudación.
Más control fiscal
Cierto que cuando se recupere el PIB aumentará la recaudación, pero no será suficiente. Y si miramos a Europa hace años que nos van marcando el camino. Subir el IVA. No implica que se suba en todos los sectores o el tipo general, pero si en algunos como la hostelería que han disfrutado de un IVA menor durante años.
Un ejemplo, Alemania para ayudar a este sector ha reducido el IVA al 10%. ¿Por qué aquí no han reclamado una medida similar? Porque ya pagan ese 10% en condiciones normales. Y dudo mucho que se pueda justificar mantenerlo como hasta ahora. Lo mismo podemos decir de otras figuras impositivas como los módulos o diversas exenciones fiscales que aplican las empresas.
Después de reclamar ayudas para mantener su actividad será complicado que cuando se les pida que aporten más se mantengan argumentos contrarios a esta cuestión. Pero no serán los únicos a los que se les pida un esfuerzo mayor.
No sería extraño que para compensar el agujero de la Seguridad Social sean los trabajadores los que carguen con un tipo mayor. Posiblemente no se toque el de las empresas, pero algún punto extra si podría caerles a los trabajadores en activo.
Y sobre todo se va a poner el foco en la evasión fiscal. Los que facturan en negro, o no contabilizan todas las facturas lo van a tener complicado. El control en tiempo real de la facturación llegará más pronto que tarde. También los pagos en efectivo, que se irán mermando para fiscalizar de forma más eficiente la actividad económica.