Casi toda actividad empresarial puede franquiciarse. ¿De qué va a depender que nuestro negocio pueda expandirse de esta forma o que por el contrario dicha operación resulte inviable?
De manera previa debemos elaborar un análisis de viabilidad que nos permita valorar qué circunstancias deben concurrir en nuestra empresa o actividad para que su modelo pueda ser objeto de expansión mediante el sistema de franquicias.
Este análisis deberá abordar algunos puntos esenciales. En primer lugar, debemos analizar el tipo de negocio. El franquiciador debe tener una experiencia tal que sea capaz de mantener bajo control todas y cada una de las situaciones que se puedan presentar en el desarrollo de la explotación de la actividad, y por tanto pueda aportar este know-how al empresario franquiciado. El franquiciado debe cuidar aspectos tales como qué productos elegir para franquiciar, los procesos productivos, tener un conocimiento del consumidor final y sus exigencias, el desarrollo de los puntos de venta, etc.
El Franquiciador deberá analizar en segundo lugar el mercado que ofrecerá a sus franquicias. Deberá ser amplio y garantizar una demanda potencial. En este sentido, deberá conocer de antemano esta potencialidad para asegurar el éxito de la franquicia concedida.
En tercer lugar, habrá de mimar la oferta comercial. Su surtido deberá ser amplio, pero no excesivo, diferenciado y posicionado con respeto a sus competidores directos, con presentaciones y técnicas de venta llamativas y elaboradas. El franquiciador tiene que perseguir una homogeneidad en la distribución a los puntos de venta de su red.
En cuarto lugar, pero también uno de los aspectos esenciales, es poder otorgar al franquiciado la posibilidad de trabajar con un margen comercial lo suficientemente amplio como para poder obtener beneficios de la explotación de la franquicia, y posicionarse respecto a su competencia más directa.
En quinto lugar el franquiciador debe aportar al franquiciado de una serie de valores añadidos que hagan atractiva la entrada en su red. Debe , pues poder aportar una experiencia al franquiciado que le permita operar en una posición de ventaja con respecto a operar a través de los canales de distribución tradicionales, o incluso asociado a otra red de franquicias de su competencia directa si la hubiese, y que garantice un posicionamiento en el mercado casi instantáneo.
Esta experiencia del franquiciado y el modelo de negocio que transmite deberá evolucionar constantemente mediante la formación y documentación adecuadas, y estar en contínuo reciclaje, adaptándose a los cambios coyunturales, económicos, estructurales o de cualquier otra índole que se vayan sucediendo conforme la franquicia consolide su expansión.
Cuando el análisis de estas circunstancias resulte óptimo podremos concluír que nuestro negocio está en predisposición de iniciar su expansión mediante franquicias.
Imagen | Carl Dwayer