A diario tenemos que compatibilizar nuestras obligaciones profesionales con las personales, lo que en ocasiones nos lleva a hacer encaje de bolillos para poder atender todo lo que deseamos. Bien es cierto que se ha avanzado mucho en cuanto a medidas de conciliación dentro de la empresa, pero a pesar de ello, el porcentaje de trabajadores que las disfrutan suelen ser muy pocas en comparación sobre la masa total de trabajadores y trabajadoras.
De manera que no encontrar facilidades para hacer compatibles todas estas esferas de nuestra vida, supone un agravio importante para nuestra productividad y también, para nuestro estado de ánimo. Lo que debería invitar a las empresas a reflexionar para tratar de solucionar un problema, que sin lugar a dudas les perjudica.
Este proceso no tiene por qué pasar directamente por una legislación más estricta, que perjudicaría más que arreglar las cosas, sino por adquirir compromisos entre las partes, para que sea posible compatibilizar estas obligaciones personales con el correcto desempeño de las tareas y/o funciones, sin perjuicio para la organización.
Por ello, sería muy importante la interlocución entre el equipo, exponiendo todos y cada uno de nosotros nuestra situación personal, y desde un punto de vista de equilibrio, conciliador, y con la suficiente empatía, podremos lograr una distribución de tareas mucho más adecuada con la que todos y todas pueden ganar.
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