Cuando se evalúa a un trabajador se suelen considerar como aspectos claves el conocimiento y la experiencia, la capacidad de organización y de establecer prioridades,la habilidad para las relaciones personales. Esto se evalúa tanto en una entrevista, donde por las limitaciones de tiempo la evaluación es más somera y en la mayoría de los casos y, aún más cuanta más responsabilidad tiene el cargo, por una cuestión de química personal entre empresa y postulante.
En una evaluación del personal ya existe una relación continuada que permite que este proceso sea más objetivo. Sin embargo, la situación anterior se plantea cuando alguien es ascendido por promoción interna o procede del exterior para dirigir a un equipo humano, caso en el que la evaluación del equipo existente se convierte en una tarea prioritaria.
En estos casos el recién llegado las cuestiones que se plantean acerca de cada uno de los miembros de su nuevo equipo son, entre otras, ¿esta persona tiene las habilidades técnicas y experiencia para hacer bien el trabajo?, ¿tiene capacidad para trabajar bajo presión y, en ese caso, es capaz de sacrificarse por un bien mayor?, ¿los miembros vienen motivados al trabajo o están insatisfechos?, ¿cada miembro tiene claras las prioridades o, por el contrario, se dispersan?, ¿los miembros conetan bien entre sí y se apoyan en sus decisiones? y, por último, ¿las personas del equipo son honestas y transparentes?.
Desde luego, salvo la primera, que es la más objetiva, el resto entrañan gran dificultad y exige una gran capacidad de observación y de escucha activa por parte del responsable para poder obtener respuestas claras y determinantes. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones uno ya tiene demasiado con "aterrizar" como para plantearse atender estas cuestiones.
De esta mala actitud se producen los errores más comunes como mantener el equipo existente por mucho tiempo, si en tres meses no se han podido responder a todas las preguntas anteriores, en un breve plazo empezarán a surgir problemas. Atender a estas cuestiones permite conocer si el equipo está integrado y persiguen objetivos comunes o existen determinadas brechas que es conveniente atender.
Por otro lado, que el equipo persiga objetivos comunes está bien, pero estos deben de estar integrados con los de la organización. Realizar lo anterior, va a permitir, identificar a esas personas que actuarán como alidados, por tanto, definir el equipo que se desea y con qué miembros, y una vez hecho, lo siguiente, que es definir la estrategia de trabajo a implementar y posteriormente los sistemas de tomas de decisiones.
Realmente una promoción interna o empezar a dirigir un nuevo equipo de trabajo es todo un reto, al personal que supone asumir una nueva responsabilidad, pero en todo momento, lo que hay que evitar es intentar hacerlo todo uno mismo y el primero que debe hacer equipo es quien lo lidera.
Imagen | Voka – Kamer van Koophandel Limburg
En Pymes y Autónomos | Liderazgo