Seguro que lo habrás sufrido en alguna ocasión: una labor inacabada martillea tu cabeza. No importa que antes hayas conseguido completar otros trabajos. Esa es una reacción psicológica estudiada y puede tener un remedio: dividir los grandes proyectos en pequeñas tareas planificadas.
Ese fenómeno psicológico se ha venido a llamar 'Efecto Zeigarnik'. El subconsciente reclama a la mente un plan específico para abordar los trabajos y no dejarlos incompletos. No en vano, se ha comprobado en diversos estudios, que se suele recordar más éstos últimos que los que se han terminado.
La única forma de luchar contra ese efecto es dividir las tareas al máximo que hay pendientes en el día. Y planificarlas. Afrontar los grandes proyectos sin repartirlos en pequeñas 'estaciones' sólo lo exacerbará. En caso contrario, se logrará descargar al subconsciente de esa 'tensión' de no saber cuándo terminará el proyecto. Una 'tensión' con la que recordará una y otra vez la necesidad de hacerlo.
En muchas ocasiones, las listas de tareas suelen estar pobladas de trabajos poco específicos, muy genéricos y difíciles de abordar. Eso sólo abrirá la puerta a dejarlos inacabados y a despertar esos incómodos recordatorios del subconsciente. Incómodos porque hará complicada la concentración y incrementará la desmotivación.
La efectividad de las listas de tareas ha sido ampliamente debatida. Muchos expertos piensan que, por su propia naturaleza, no ofrece los resultados deseados. Lo que resulta claro es que si se usan, lo mejor es dividirlas hasta el mínimo posible y planificar.
En Pymes y Autónomos | Las listas de tareas a examen: ¿Son realmente efectivas?, Los problemas al gestionar las tareas desde la bandeja de entrada del correo Imagen | anselm23