Tener motivos para hacer lo que haces y encontrar la felicidad en ello. Es la mejor herramienta de productividad. Ni listas de tareas, ni calendarios, ni herramientas. Nada. Lo que impulsa el rendimiento es lograr explotar esa pasión en el día a día. A partir de ahí, los ‘trucos’ serán secundarios.
Hace unos días hablaba con un experto en productividad, al que le preguntaba por cuál era el mejor consejo que podía dar a un profesional sobre este tema: “Olvídate de trucos y herramientas y busca la felicidad”. Y lo justificaba claramente: si haces una cosa que te hace feliz, la planificación y el rendimiento llegarán casi sin esfuerzo.
En la productividad, existen muchos factores que influyen negativa y positivamente. En el segundo de los grupos, la motivación es la piedra angular. Tener motivos con los que abordar el día a día de tu trabajo en la empresa, de tu proyecto emprendedor o de tu aventura como ‘freelance’ es, realmente, la fuerza que permitirá alcanzar los objetivos.
¿Quiere eso decir que no son necesarios los métodos y las herramientas para mejorar ese rendimiento? No, claro que no. Por supuesto que son un apoyo fundamental para reducir las fugas de tiempo o para mejorar los procesos de trabajo. Pero, siempre, sin perder de vista que el mejor impulso para esa productividad es la motivación y la pasión por lo que se hace.
Por lo tanto, prueba métodos y sistemas y elige los que sean más útiles para el día a día. Pero, sobre todo, busca lo que realmente te haga feliz. Es la mejor de las herramientas. No hablamos del trabajo absolutamente perfecto, ni de aspirar a crear el nuevo Facebook. Simplemente a dedicar gran parte de tu jornada a algo que, realmente, tenga sentido.
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