Uno de los mayores problemas de las oficinas abiertas es la falta de privacidad. Es algo inherente al diseño del espacio, pero también a la concepción de la oficina como un lugar en el que trabajar en equipo y colaborar más fácilmente. Pero llega un momento en el que tenemos que ponernos a realizar nuestras tareas y necesitamos concentración. Es aquí cuando la música para trabajar es la mejor solución cuando no podemos aislarnos en el despacho.
No me refiero a una música ambiental o a ponernos música en el ordenador y que se reproduzca por los altavoces. Más bien estamos hablando de aislarnos con unos auriculares. De esta forma todo el "ruido y conversaciones de la sala" no afectarán a nuestra concentración y nos centramos en terminar la tarea pendiente. Lo que no podremos evitar es que gente yendo de un lado para otro suponga un foco de distracción.
También es una buena solución si trabajamos en casa. En este caso lo ideal es que aunque no tengamos un despacho, no trabajemos de forma habitual en el comedor, la cocina, etc. Pero muchas veces no hay otra opción. En este caso la música supone más que una ayuda, algo indispensable para poder concentrarnos y aislarnos un poco del entorno.
Diferentes tipos de música para cada tipo de tarea
Además puede ser una buena opción para organizar nuestro tiempo. Una lista de reproducción con una duración determinada nos ayuda a sacar partido a una hora de trabajo como casi ningún método. Sabemos que cuando acabe la última canción tenemos que tener todo listo. Si se combina con un temporizador Pomodoro para organizar las tareas puede ser altamente efectivo. Además nos ayuda a evitar las interrupciones de otros compañeros, que saben que estamos en nuestro momento de efervescencia productiva cuando tenemos los auriculares puestos.
Aunque muchos pueden pensar que la música es una fuente de distracción, en un entorno de oficina abierta puede ser la mejor solución. No se trata de tener la música a un volumen tan elevado que no podamos oír nada de lo que ocurre a nuestro alrededor. Es más bien una opción para concentrar nuestra atención en la tarea que tenemos delante sin que una conversación a nuestra alrededor nos pueda distraer. Pero también de notificaciones y avisos de nuestro smartphone.
Luego ya depende de cada uno, de sus gustos musicales el tipo de canciones que le ayudan más o menos a centrarse. En mi caso prefiero canciones especialmente seleccionadas para poder ser más eficaz. Si necesito concentrarme rápidamente y luego intentar solucionar la tarea lo antes posible, elijo canciones con un ritmo más rápido mientras que si lo que busco es encontrar una solución a un problema, algo más melódico suele crear el clima adecuado para encontrar la perspectiva adecuada.
El principal inconveniente de aislarnos con los auriculares y la música lo tenemos si recibimos llamadas. No es sólo que no escuchemos que suena nuestro teléfono, sino que esta interrupción romperá el flujo de la tarea y la concentración que habíamos alcanzado. Lo mismo ocurrirá si tenemos que atender a algún cliente que ha venido a vernos. En todo caso se trata de un recurso puntual, no de algo habitual que nos aísle del resto de miembros del equipo de trabajo.
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