Son quienes sostienen un negocio. Quienes, con su dinero, hacen realidad la actividad de una empresa. Los clientes pagan por unos productos y servicios que tienen unos costes y que generan también beneficios. ¿Deben saber éstos en qué gasta la compañía cada euro que le ingresa a través de sus compras?
Las empresas cotizadas deben rendir cuentas periódica y públicamente. Muestran sus balances y en ellos señalan de forma pormenorizada los ingresos y también lo que han gastado. Sin embargo, muchas otras pymes no tienen esa obligación y muchas de esas cifras son desconocidas por los que, a la postre, sostienen buena parte de su negocio.
En España, hay casos como el protagonizado por el medio digital eldiario.es. De manera periódica, muestra sus cuentas, tanto a sus socios como al resto de lectores. El objetivo es introducir transparencia y mostrar a ambos colectivos de dónde proceden sus ingresos y, sobre todo, en qué se gastan todos ellos.
Otro paso más
Pero, más allá de las fronteras españolas hay una startup que lleva la transparencia hasta sus últimas consecuencias. Es Buffer, una compañía cuyas llamativas medidas han sido tratadas en estas mismas líneas. Ahora, da un paso más en su política: muestra a sus usuarios y suscriptores (su negocio se basa en el pago mensual de empresas y particulares por su servicio más profesional) a dónde va cada dólar que ingresan.
Primero se introdujo la transparencia en los salarios, posteriormente en los ingresos, en la distribución de las acciones y en la financiación externa (todos los detalles sobre el acuerdo y la valoración de su última ronda de financiación de 3,5 millones de dólares fueron publicados en su blog).
Ahora lo hacen con los gastos. El objetivo inicial era mostrar al cliente qué es lo que realmente está pagando cuando desembolsa los 10 dólares mensuales para una suscripción de su servicio. 6,56 dólares para salarios; 0,98 para herramientas; 0,92 para cultura...
Pero, además, van más allá de enumerar cifra genéricas. Muestran no sólo todos los salarios del equipo, sino también cuáles son cada uno de sus proveedores y cuánto se gastan en cada uno de ellos. Desde servidores, a servicios de cultura, pasando por las distintas herramientas de trabajo en el día a día.
¿Hasta dónde llegar?
Sobre la pregunta que abre este artículo, hay quien puede pensar que por pura lógica la respuesta es sí. El cliente, que es quien financia de su bolsillo el funcionamiento de la empresa, tiene derecho a saber cuáles son los gastos y cómo se reparten. Otras voces señalarán que una compañía es privada y su gestión sólo pertenece a los empresarios que la lideran.
Al igual que habrá empresarios que estén de acuerdo con la introducción de la transparencia en el ADN de su compañía pero les parezca excesivo, por lo que implica, todo lo desarrollado por la startup Buffer. Éste es un ejercicio radical que no todos respaldarán.
Pero sí es cierto que la transparencia es un valor que acaba redundando en beneficios para la empresa: una mayor confianza de los clientes quienes, a la postre, son los principales 'financiadores'.
En Pymes y Autónomos | ¿Cómo ser transparente en una pequeña empresa? El caso de la startup Buffer
Imagen | ImagesofMoney