El experimento del teletrabajo ha salido razonablemente bien para ser una improvisación en muchas empresas. Pero hay muchas cosas por mejorar y pulir. Hay que prepararse mejor por si durante el otoño o a principios del año que viene se producen rebrotes y volvemos a estar confinados. O simplemente muchas se han dado cuenta que que trabajar desde cualquier lugar es viable. Porque el trabajo en la nueva normalidad será más flexible y así se preparan muchas empresas.
El principal inconveniente es entender cómo se trabaja a distancia, a dónde va nuestra conexión si lo hacemos hacia un servidor central o simplemente nos conectamos a nuestro puesto de trabajo para desde aquí trabajar como si estuviéramos en la oficina. Esta es la cuestión más importante, porque implica que mantenemos equipos de sobremesa tal y como tenemos hasta ahora o podemos empezar a apostar por equipos que faciliten la movilidad.
Por ejemplo, en la renovación de ordenadores, los equipos de sobremesa se cambiarían por portátiles, que conectados a un dock o una base tendrían una doble funcionalidad. Se trabajaría con pantalla, teclado y ratón convencionales, pero basta desconectar el equipo de la base para poder continuar con nuestro trabajo desde casa.
La nube en muchos casos es el aliado de las empresas. Datos en la nube, pero también configuraciones y opciones de seguridad. En otras ocasiones no es posible por el momento cambiar aplicaciones instaladas en servidores locales y toca buscar una alternativa que en muchos casos pasa por el escritorio remoto como solución más sencilla.
Pero no nos engañemos. Estos planteamientos los realizan las empresas que ya han iniciado su migración a la nube, pero también aquellas que han visto el potencial de tener una mayor flexibilidad y cómo les puede ayudar en su día a día. Para el resto irán mejorando algunos aspectos que han resultado incómodos. Algo tan simple como disponer de una pantalla de mayor tamaño en casa o una silla ergonómica más confortable.
Y la flexibilidad no se quedará solo en trabajar desde casa, también en los horarios y facilidad de conciliación. Se puede empezar la jornada trabajando desde casa, mirar cuestiones urgentes y organizar la agenda diaria para desplazarnos un poco más tarde pasada la hora punta y tardando menos tiempo. O anticiparnos y acabar antes porque tenemos la posibilidad de resolver cualquier problema de última hora desde casa.
No se si se llegará a cambiar la mentalidad de muchas empresas donde el presentismo sigue muy arraigado. Pero la realidad es que muchas ya ven el teletrabajo y la flexibilidad laboral para trabajar desde cualquier lugar de una forma muy diferente que hace unos meses. Ahora solo es cuestión de tener apoyos y un plan a medio plazo para sacarle partido.