A lo largo de este año de pandemia, de confinamientos y restricciones a la movilidad muchos consumidores se han tenido que adaptar a las circunstancias o cambiar sus hábitos de compra, de consumo. También los comercios, que veían como la única fórmula para vender era a través del comercio electrónico. Pero el auge del comercio online lo pone más difícil para el pequeño comercio.
Porque por un lado muchos consumidores se han habituado a realizar compras online que antes hacían de forma presencial. ¿Volverán a comprar en el comercio tradicional? Todo va a depender de varios factores. Por un lado la competitividad, si existe una diferencia de precio importante entre un producto equivalente en el comercio online y el tradicional, será muy complicado que vuelvan. Y esto choca en muchas ocasiones con el margen de beneficio que requiere abrir un negocio a pie de calle para que sea rentable.
Otro aspecto muy importante es la facilidad para devolver o descambiar un producto. La venta por volumen es tan importante en muchos de los grandes actores del comercio online que devolver un producto es fácil, no tiene coste para el cliente y les ayuda en muchos casos a decidirse por estos productos. A veces en un comercio tradicional nos ponen más problemas o nos es más incómodo realizar una devolución.
¿Tenemos que tocar lo que compramos? ¿Es importante nuestra experiencia visual o la prueba del mismo? Estos son los comercios que tienen más posibilidades de aguantar mejor. Los comercios que venden producto fresco, ropa o calzado que muchos consumidores prefieren ver y probar antes de comprar.
La prescripción, la recomendación del experto es un aspecto que el comercio tradicional debe potenciar al máximo. Se trata de que en nuestra calidad de expertos en el sector sepamos guiar al consumidor, enseñarle las virtudes de un producto o servicio y si se adapta o no a sus necesidades.
Muchos comercios que no sepan adaptar la oferta van a desaparecer. Y esto además de cambiar en muchos casos la estructura de muchos barrios, dejándolos huérfanos de determinadas ofertas, genera un importante problema en el empleo. La estructura de comercio online ha generado un volumen importante de puestos de trabajo, pero con varios peros.
Por un lado la cantidad de empleo generado no compensa el destruido. Se necesita personal para los grandes almacenes y plataformas del comercio online. También repartidores que lleven los paquetes de un lado para otro. La logística es el sector más beneficiado. Pero la calidad de estos empleos, en general, no es la misma que la destruida por el pequeño comercio, que suele ser más estable, más allá de contrataciones puntuales de refuerzo en campañas concretas.