Actualmente muchos profesionales y empresarios ante la incertidumbre de la economía española, ven en el sector exterior la vía para salvaguardar la salud de negocio y la búsqueda de nuevas oportunidades empresariales poder crecer en el futuro. No obstante, dado que ya ha madurado esta situación, muchos comienzan a pensar que el círculo de nuevas oportunidades se ha ido reduciendo, e incluso a sospesar que tal vez sea tarde para iniciar relaciones comerciales con ciertos países.
Aunque puedo admitir que por regla general los pioneros que se establecen en una plaza comercial suelen ser los que mejores resultados obtenga, no tienen por qué agotarse las oportunidades por el simple hecho de que el establecimiento de nuevos profesionales o empresas en un país determinado haya ido consolidándose.
En este sentido quiero destacar especialmente aquéllas necesidades no cubiertas o los servicios no explotados en el país con el que queremos relacionarnos. Pongamos un ejemplo, si nos fijamos en cuáles son las actividades que los empresarios españoles han volcado más esfuerzos en la economía china, encontramos el sector manufacturero, alimentación y bebidas, telecomunicaciones, etcétera. Pero no se ha consolidado tanto otros como la prestación de servicios empresariales, las infraestructuras o la ingeniería civil, sectores que tienen una alta demanda potencial en la medida en la que estos países vayan consolidando tasas de crecimiento económico aceptables en el futuro.
Por tanto, cuando sopesemos exportar nuestros productos y/o servicios no nos debemos detener en un subsector determinado, sino que debemos ampliar nuestras miras hacia aquéllas oportunidades aún no explotadas y aquéllas otras que aún siendo explotadas tienen un gran potencial de desarrollo.
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