Acaba de comenzar el Ramadán y esta misma mañana he asistido a un desmayo de un trabajador musulmán que está haciendo el Ramadán, provocado por una deshidratación. Este hombre, trabaja en construcción, en la calle a pleno sol, en unas circunstancias en donde mantener la hidratación es vital por nuestra propia salud.
El trabajador en cuestión se ha incorporado a la obra a las 7 de la mañana, no ha comido nada en la pausa del bocadillo y no ha ingerido líquidos en toda la mañana. A las 13 horas, la temperatura superaba los 40 ºC y la lipotimia no se ha hecho esperar dado que no ha bebido ni gota de agua en toda la mañana. Por suerte, este hombre no estaba en alturas o manejando maquinaria peligrosa, por lo que no hay que lamentar daños mayores. Eso sí, este hombre no puede trabajar en esas circunstancias y el problema es evidente.
Es un problema grave, dado que no se puede discriminar a nadie por razón de religión y no voy a animar a nadie a que lo haga, pero lo que no es recibo tampoco es que este hombre ponga en riesgo su vida en el trabajo por sus creencias religiosas, que insisto, las respeto profundamente.
Las comunidades musulmanas piden una racionalización de horarios y que las empresas pongan de su parte para facilitar a la comunidad musulmana que puedan trabajar y cumplir con el Ramadán. De acuerdo, siempre y cuando esta conciliación sea posible, dado que el sector de construcción en la provincia en la que estamos hablando trabaja en jornada intensiva durante todo el verano y en horario de 7 a 3 de la tarde.
A nivel legal, no existe tampoco la posibilidad de una suspensión temporal del contrato por este motivo y a nivel de riesgos laborales, no beber agua trabajando a pleno sol es una verdadera locura. En definitiva, la empresa tiene que apechugar si o si, cubrir el hueco del trabajador o mandarlo directamente a casa so pena de salir en todos los telediarios por discriminación laboral por motivos religiosos. Tesitura complicada la que se presenta en un caso como este ¿qué opináis?
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Imagen | Ramón Peco