No son autónomos, son autoempleados

No son autónomos, son autoempleados
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La política del clavo ardiendo. Algo a lo que agarrarse en momentos de crisis. Así es como se sienten muchos trabajadores y profesionales que han perdido su trabajo en la crisis, ven como se acaban sus recursos y creen que tienen una oportunidad si lanzan a ser sus propios jefes. Qué bien suena y qué lejos de la realidad, porque no son autónomos, son autoempleados. Por supuesto de emprendedores ni hablamos.

No importa si hablamos de repartidores de comida a domicilio, profesionales de la construcción, diseñadores gráficos o abogados, por citar diferentes gremios. Es una cuestión económica, que tiene que ver con el beneficio que se logra a final de mes.

Pero también con las posibilidades de crecimiento del negocio a futuro. El techo que tenemos como profesionales. Porque por mucho que un repartidor de comida sea muy  bueno en su trabajo tiene muy complicado prosperar en esta profesión. No imposible, podría montar su propia empresa, contratar empleados, captar clientes fijos sin que dependan de plataformas. Complicado, pero no imposible.

La base de clientes que tengamos consolidada también es otra de las claves para asegurarnos no ser autoempleados y pasar de tener un jefe a tener muchos jefes, nuestros clientes, de los que seremos prisioneros en el caso de no tener la capacidad para rechazar un proyecto por motivos económicos.

No se trata solo de ver cuánto nos queda a final de mes. También tenemos que pensar que gestionar estos ingresos con inteligencia. Guardando una parte de los beneficios para poder irnos de vacaciones, teniendo en cuenta que algún proyecto no nos lo van a pagar y será complicado cobrarlo y situaciones similares, como un fondo de ahorro que nos complemente la jubilación o nos sirva para cuando vengan mal dadas, por ejemplo.

Si no tenemos esta capacidad, simplemente estamos subsistiendo. La mayoría de la gente no se hace autónomo para acabar cobrando lo mismo que como empleados, pero trabajando muchas más horas, no tener vacaciones o caer enfermos y trabajar arrastrándonos porque sino no se llega a final de mes. Y son muchos los que se encuentran en esta situación.

No se trata solo de trabajar, mucho, para vivir, sino para vivir bien. Ese es el objetivo de muchos profesionales cuando dan el paso y se inscriben en el RETA. Quieren ver que su esfuerzo va en su propio beneficio, pero en muchos casos acaban al cabo de los años aceptando trabajar para otros y ganar en tranquilidad y establilidad en sus ingresos.

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