Cualquier profesional tienes sus inquietudes y sus metas profesionales, para lo que resulta recomendable fijarnos hitos por el camino para que la consecución de dicha meta resulte más palpable, ya que como casi todo se ha de realizar poco a poco, superando las denominadas etapas intermedias, por las que necesariamente debemos pasar para hacernos con las habilidades y los conocimientos que se requieren para seguir hacia adelante.
No obstante, algunos profesionales se marcan objetivos demasiado ambiciosos, y otros, aún proponiéndose metas accesibles, se obcecan en seguir en una dirección cuando descubren (y no quieren asumir) que tal vez sea más adecuado reorientar sus esfuerzos por otros derroteros.
En este sentido, para valorar cuál es la opción que mejor se adapta a nuestro perfil y nuestras capacidades, lo ideal es el disponer de la capacidad crítica suficiente que nos permita valorar las distintas opciones desde un punto de vista objetivo, algo que es fácil decirlo, pero que no todos los profesionales son capaces de llevar a cabo.
Adicionalmente, comentar el caso que se da en algunos profesionales de que ya sea porque están hechos a las funciones que habitualmente realizan, o por el 'miedo a cambiar', se niegan a estudiar otras posibilidades, que pueden devolverles mayores cotas de satisfacción profesional, pero para ello también hace falta valentía y el contar con la capacidad suficiente para apostar por nuevos proyectos asumiendo el riesgo de fracasar en el intento.
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