El viernes en mi artículo de esta misma tribuna, hablaba de las ventajas de dedicarnos profesionalmente a actividades por cuenta propia. Y en uno de los comentarios que se hicieron a dicho artículo, el usuario Predator wins hizo una interesante reflexión que bien merece ser tratada en un artículo completo. Pues más allá de las ventajas o inconvenientes que cada uno vea en dedicarse a trabajar por cuenta propia, existe un común paralizador en muchas personas: el miedo a aventurarse, el miedo al fracaso.
Podremos discutir si el (a priori) no tener un salario fijo es una ventaja o un inconveniente, podremos discutir si el no tener un horario determinado nos aporta mayores ventajas o bien al contrario nos supone un problema. En este sentido unos veremos solo ventajas al trabajo por cuenta propia y otros verán motivos para no adentrarse en la aventura de emprender o de independizarse. Pero lo que no podemos negar es que en muchas personas, de todo tipo y condición, el miedo a dejar la (supuesta) seguridad de un trabajo por cuenta ajena les condiciona para autoemplearse.
Mi opinión al respecto es clara, trabajo por cuenta propia ante todo. Y respecto al miedo a aventurarse, decir lo que ya dije en mi respuesta al comentario de ese usuario, que si bien no salir de nuestro entorno de seguridad nos puede hacer vivir sin riesgos, y en una falsa seguridad. Y para los más temerosos les puede suponer una forma de vivir confortablemente al no verse sometidos a peligros, ese mismo circulo de seguridad también nos impide desarrollarnos y avanzar en el desarrollo de nuestras vidas y expectativas.
Otro tema es que la persona sea alguna de esas con alma de funcionario, de aquellas personas que su máximo aliciente en la vida es tener un sueldo misero pero estable, entrar durante cuarenta años en la misma oficina, recoger a los niños en la escuela, cenar y ver las noticias y dormir. Y los fines de semana como mucho hacer una escapada en alguna cercana playa urbana de dudosa calidad, abarrotada de niños y de ruido. Pero ese es otro caso, en ese caso por supuesto que la falta de espíritu de superación puede hacerle creer que eso es una “buena vida” ya le vaya bien. Pero el espíritu inquieto y aventurero, el que tiene espíritu emprendedor o de superación no se conforma con eso, ni aspira a eso.
Y es más, incluso para este perfil de persona conformista la realidad se le esta poniendo en contra, e incluso para esta persona superar los miedos a superarse ya no solo será una opción, será una necesidad. Los trabajos para toda la vida (afortunadamente) ya prácticamente no existen, las relaciones laborales tienden a flexibilizarse, y se esta imponiendo cada vez más la relación laboral de colaboración, en lugar de depender de una empresa. Hoy se colabora con la empresa, se les prestan los servicios profesionales, la empresa entendida como símbolo de garantía y protección se quedó anclada en el siglo pasado.
Así, perder el miedo a emprender, a aventurarse, a lanzarse, adquiere sentido para todos, ¿que sentido tiene confiar la seguridad de nuestra vida a ser empleados de una compañía si mañana nos pueden despedir?, ninguna. En la actualidad el riesgo, la movilidad, la superación, es intrínseca a toda nuestra carrera profesional, a toda nuestra vida laboral.
A todos los que tienen temor a dejar un trabajo para emprender, ¿que pasará mañana si les despiden?, pues sucederá lo mismo que si emprenden y no les funciona el negocio, que tendrán un problema, que quedarán con el pompis al aire y vendidos, pero yo prefiero quedar vendido por mi mismo, habiéndolo intentado, habiendo luchado. Y quedar vendido para volverlo a intentar.
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