Cada cierto tiempo en nuestra empresa se hace necesario renovar nuestras herramientas en sentido amplio, con por ejemplo hardware, software, equipos, terminales de telefonía, aparatos electrónicos, otros gadgets e instrumentos, y también la flota de vehículos de nuestra empresa.
Esto se debe a un fenómeno que tienen por nombre obsolescencia programada, y que hace que los activos en los que vamos invirtiendo con su compra se vayan deteriorando con el tiempo, o bien no puedan asumir las capacidades que les demandamos, durante toda la vida.
Dicho esto, hoy quisiera abrir un debate para que me proporcionéis vuestra opinión, ya que tanto en el 'consumo personal', así como en la empresa, no siempre reemplazamos nuestros aparatos por este motivo, encontrando su causa en el placer que nos reporta el estrenar algo, siendo innecesario en muchas ocasiones al contar nuestras herramientas actuales con un largo recorrido antes de llegar a su vida útil, de tal modo que no se hace imprescindible acometer nuevas inversiones.
Esta cuestión no es ninguna sandez, y además es de vital importancia, máxime en una coyuntura como la actual en la que el control de los costes se ha convertido en fundamental si queremos luchar por el futuro de nuestra empresa.
Por ello, debemos de tener mucho cuidado con estas cuestiones, porque como gerentes o como jefes de la organización debemos dar ejemplo a todos nuestros colaboradores, porque como nos adentremos en la cultura del derroche y los gastos superfluos, nos podemos adentrar en una espiral de que la quizás nos demos cuenta demasiado tarde.
En Pymes y Autónomos | ¿Qué importancia tiene la correcta valoración de la amortización? Imagen | makelessnoise