A lo largo de los años he visto a muchos empleados en las empresas que despotricaban contra Windows, pero a la vez alababan y utilizaban Mac como sus portátiles o iMac como equipos de sobremesa. E incluso he visto como muchos de estos mismos trataban de utilizar estos equipos en entornos de trabajo, incluso a pesar de ver que mayoritariamente las aplicaciones que usaban no estaban disponibles en el mismo. Pero si fuera posible, ¿elegirías un Mac para trabajar en la empresa?
No es la primera vez que me veo a más de uno en funcionamiento, aunque en realidad no es más que el hardware, ya que en la mayor parte de los casos se utiliza para arrancar Windows en una partición diferente, una máquina virtual o conectarse mediante escritorio remoto a otro equipo. A mi modo de ver supone un desperdicio de recursos por diferentes motivos:
- Hay que mantener dos sistemas operativos diferentes, con el trabajo que conlleva, actualizaciones de seguridad, aplicaciones, políticas de seguridad o impresión, etc.
- No se aprovecha toda la potencia del hardware. Utilizar un Mac como mero soporte de Windows implica que no se le va a sacar todo el partido, ya que Apple concibe sus equipos como un todo. Si se cambia el sistema no estará tan refinado como el propio sistema de Apple.
- Problemas de compatibilidad de hardware en entornos mixtos. Aquí me he encontrado un poco de todo, desde equipos que no se podían añadir a las impresoras para controlar el número de páginas**** que sacaba cada uno a problemas para encontrar un teclado numérico o con los cables. Todo lo que no sea oficial de Apple puede ser un inconveniente para utilizarlo en máquinas virtuales o a través de Boot Camp.
Son muchas menos las empresas que utilizan aplicaciones que se puedan ejecutar con independencia del sistema operativo, ya sea porque trabajan en la nube, porque todo lo tienen centralizado en un servidor al que los usuarios se conectan de forma remota. Aquí si es donde se puede sacar partido a estos equipos.
Pero con algunos peros, porque a la hora de trabajar con la administración electrónica, firmar documentos, presentar escritos, etc. todo puede ser mucho más complicado que en Windows. No es que en este sistema sea fácil o intuitivo, pero si hay mucha más experiencia por parte de los soportes técnicos a la hora de solucionar problemas.
Por eso al final si no podemos trabajar sin importar el sistema operativo lo ideal es seguir la senda de los elefantes y elegir Windows. Sabemos cómo y cuándo nos puede fallar. Pero también es un sistema que lleva en las empresas más de 40 años, por algo será. Seguramente muchas de ellas han tenido problemas, pero el balance es positivo si se mira con la perspectiva del tiempo.
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