Nuestros proveedores tienen la misma importancia estratégica para nuestro negocio, debemos tener una actitud con ellos acorde a su influencia sobre nuestra cadena de valor. Pero ¿exprimimos a nuestros proveedores? Siempre han sido un punto a tener en cuenta que, normalmente, no tenemos y perdemos tiempo y recursos económicos.
La mayor parte de las empresas sigue, con sus proveedores, exclusivamente una política basada en especificaciones mínimas de calidad y precio más bajo. Si no nos dan una calidad mínima aceptable y unos plazos de entrega adecuados, buscamos al proveedor que nos ofrezca mejor precio. Funcionamos así y es un punto a mejorar.
¿Cómo puedo sacarle partido a mi proveedor de siempre?
Si somos capaces de aportar un nivel de servicio que el cliente encuentre dentro del mínimo aceptable, y mantenemos un nivel de precios suficientemente bajo, podemos intentar con esta estrategia competir en el rango bajo de precio o calidad. No obstante, esta alternativa no suele ser factible a medio o largo plazo, ya que otras empresas que sepan gestionar mejor la cadena de valor de nuestro negocio acabarán desplazándonos del mercado.
Esta política es adecuada cuando el suministro es de escasa importancia para nuestra cadena de valor (por ejemplo, el café que servimos a nuestros empleados en la máquina expendedora de nuestras instalaciones, una vez alcanzados unos mínimos de calidad y asegurado el abastecimiento, no es clave para nuestro negocio).
Para sacar provecho de esta situación tan habitual nos debe resultar fundamental el concepto de comakership: relaciones a largo plazo, reducido número de proveedores, integración del proveedor en nuestra cadena de valor. Dentro de esta estrategia más de relación más a largo plazo, puntuaremos a los proveedores en función de los costes totales, no en función del precio. Por ejemplo, un proveedor barato puede salir caro si su bajo nivel de servicio nos exige comprobar todos y cada uno de los suministros que realiza.
Con un proveedor de confianza, podemos llegar a aceptar automáticamente sus pedidos, incluso hacerle responsable de niveles de servicios por los que se autocertifique. A cambio, a este tipo de proveedor podemos ofrecerle parte del ahorro en costes que obtengamos, elevando sus ingresos y haciendo que pueda merecerle la pena el esfuerzo de la autocertificación.
Conclusión
Con los proveedores del primer tipo (los que aportan inputs de bajo valor añadido), es conveniente aplicar técnicas de marketing de compras y una fuerte política de selección, buscando siempre el ahorro de costes. Con los del segundo tipo (los que aportan inputs de alto valor añadido), debemos hacerles partícipes de nuestro negocio y conseguir con ello mejoras en nuestros procesos. Para llevar esta a cabo podemos tirar de las tareas de Outlook o usar una hoja de Excel e ir manteniendo un contacto apunte de estos proveedores.
En Tecnología Pyme | ¿Unificamos todas las comunicaciones de la empresa con un único proveedor? Imagen | Luis Argerich