Uno de las medidas que se han repetido en muchas empresas durante la época de la crisis económica ha sido la moderación o el descenso de los costes salariales. Pero ahora que vuelven a tener beneficios, no se recuperan los antiguos salarios. Se presupone que un menor coste salarial hace a la empresa más competitiva. Pero esto no es real.
Una mejora de la productividad es lo que realmente hace a las empresas competitivas. Y aquí entra en juego otro de los factores que están últimamente muy de moda, la robótica como factor diferencial a la hora de ahorrar costes laborales y mejorar la productividad de las empresas de forma real. De esta forma las empresas si son más competitivas.
Ni siquiera los países con costes salariales muy bajos, los países emergentes pueden competir contra esta estrategia de robotización en las empresas productoras. Además se aseguran un mayor control sobre la producción y vuelven a fabricar cerca del origen. Esto no significa que se recuperen puestos de trabajo, ya que estas nuevas fábricas o centros de producción requieren mucha menos mano de obra que antes.
La amortización de esta inversión será muy rápida, la productividad que se obtiene y los bajos costes salariales compensan rápidamente el dinero invertido, haciendo que estas empresas sean realmente competitivas. A partir de aquí, por mucho que nuestra organización baje salarios, será realmente complicado poder competir.
Ya no se trata tanto de competir contra los salarios de China, Marruecos o Bulgaria, sino también contra aquellas empresas que han invertido en tecnología para reducir el número de personas necesarias para sacar un producto acabado.
Y también en las empresas de servicios, ya que en el futuro no muy lejano veremos como también se reducen estos costes en sectores que hasta ahora no pensábamos, como transporte hasta ahora vetados para cualquier automatización.
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