Las actualizaciones de Windows siempre han sido un quebradero de cabeza para muchas empresas. Pero con Windows 10 la cosa ha ido a peor. Fundamentalmente por dos razones. La primera de ella es que se siguen produciendo fallos a pesar de que todo el proceso debería estar bien depurado, algunos usuarios han perdido archivos, algo bastante grave. Y por otro una actualización con novedades que en su mayor parte no interesan al usuario profesional.
En las empresas de mayor tamaño hay más control con las actualizaciones. Se lanzan de forma centralizada y una vez que se ha probado que la nueva actualización no provoca ningún problema con las aplicaciones que tenemos instaladas. En la actualización de esta primavera recuerdo que algún programa puntero de contabilidad y gestión se vio afectado con problemas graves a la hora de ejecutar sus aplicaciones.
En las empresas pequeñas no hay tanto control. Windows actualiza cuando actualiza. Si tenemos un Windows 10 Pro se puede cambiar la configuración para que estas actualizaciones de características se retrasen, eligiendo el canal para empresas, donde estas actualizaciones ya nos llegan más tarde, y en muchos casos con todos estos problemas depurados. Además podemos retrasar su instalación hasta un año sin problemas.
El problema para la pyme viene cuando han comprado un Widnows 10 Home, algo muy habitual en las empresas de menor tamaño. Aquí ya no hay tanto control sobre las actualizaciones y viene, se descarga e incluso instala cuando quiere. Y esto puede suponer un grave problema. ¿Os imagináis que actualiza en enero en una asesoría con la carga de trabajo que esto implica?
Este ciclo de dos actualizaciones anuales no beneficia a la empresa, más bien al contrario. Es vivir de sobresalto en sobresalto. La parte positiva es que si no va bien la actualización se puede revertir de forma sencilla, en poco menos de 15 minutos volvemos a la versión anterior. En este sentido Windows 10 si ha hecho bien los deberes. La parte negativa es que si tenemos la versión Home, a los pocos días nos volverá a pedir instalar o lo hará por su cuenta.
Con todo esto normal que muchas empresas no quieran moverse de Windows 7, un sistema sólido y que les permite trabajar sin sobresaltos. Hay versiones de Windows, la LTSB que no incluyen estas actualizaciones de características, pero no suele ser habitual verlas instaladas en Pymes.