El cine es, quizás, uno de los mejores vehículos para transmitir ideas y valores. Es por eso que, en muchas ocasiones, se ha recurrido a él en este blog para expresar la importancia del grupo, la motivación o la posibilidad de innovar. En esta ocasión, el objetivo es unir el celuloide con los emprendedores, con aquellos que un día decidieron dar el salto y convertir en realidad sus ideas.
Comienzo de esta forma una serie de artículos analizando algunas de las películas que han tratado, de forma directa o indirecta, la historia de emprendedores que, con éxito o sin él, lo intentaron. Y lo hago con un ‘telefilm’ con 14 años de historia y que trata de reflejar la historia de dos de las grandes personalidades empresariales de la historia: Steve Jobs y Bill Gates. Se trata de ‘Piratas de Silicon Valley’. Salió a la luz a mediados de 1999 con la dirección y guión de Martyn Burke (basado en el libro ‘Fire in the Valey’) para reflejar los primeros años de los dos gigantes tecnológicos más importantes del último medio siglo: Microsoft y Apple. No es una versión autorizada, aunque sí hay un consenso sobre la utilidad para retrotraer al espectador a ese ambiente de las décadas de los 70 y 80, a la dura competencia entre ambas compañías y al crecimiento de éstas.
Los comienzos
Dos acontecimientos marcan el comienzo de la película: la grabación del ya mítico anuncio de 1984 y la conferencia trece años después de Jobs con la presencia de Bill Gates. Era la forma de presentar dos de los puntos clave en la historia de ambas compañías que en la película es contada tanto por Steve Ballmer, cofundador y hoy director ejecutivo de Microsoft, y Steve Wozniak, cofundador de Apple.
La película va pasando de una a otra historia como dos caminos paralelos. Dos caminos paralelos de dos jóvenes que, pese a ser, a la postre, unos visionarios de la tecnología y dos paradigmas del emprendedor, cometían algunas ‘locuras’ propias de la edad. Una carrera de tractores protagonizada por Gates o el consumo de ácido por Jobs son dos ejemplos.
Los comienzos son, en rasgos generales, muy similares en ambos casos. Jobs, visionario, con carácter difícil y obsesionado con la belleza y con un plano más 'trascendental' del proyecto, busca desarrollar un ordenador. Cinco años después de que comenzara en el garaje de Wozniak lograban 250.000 dólares de financiación por parte de un antiguo directivo de Intel para fabricarlo en serie. Por su parte, Gates se centra en el software y dos años después de que coincidiera con Ballmer y Paul Allen en Hardvard firmaba un acuerdo con un fabricante de microordenadores para introducir en ellos el que sería el embrión de su sistema operativo.
La dura competencia
La competencia directa, la lucha cuerpo a cuerpo entre ambos emprendedores, entre ambas empresas llega a partir de 1977. Fue cuando en San Francisco, Jobs y Wozniak presentaban su ordenador Apple en una muestra. Un aluvión de jóvenes se interesaron por el adelanto tecnológico y Gates recibe un desprecio de su ‘rival’. A partir de ahí, arranca una nueva carrera para llegar el primero. Los de la manzana con su nueva ‘máquina’ y los de Microsoft buscando un acuerdo con IBM para implantar allí su sistema.
Llega el desarrollo y crecimiento de Apple, que buscaba desbancar a IBM. Preparaban su ‘bomba’ empresarial: el Macintosh. Mientras el equipo de la empresa se dividía entre los creadores de ese nuevo producto y los de los anteriores, algo motivado por el propio Jobs, la historia da un giro con el cambio de discurso de Gates que convence a su competidor para ir juntos en la batalla contra IBM. ¿El resultado? Microsoft se adelanta y lanza Windows, que es interpretado por los de la manzana como una traición, al ser casi una copia de su sistema.
La traición
“Somos mejores que vosotros”, le espeta a Gates un Jobs enrabietado tras la presentación del Macintosh, al conocer la traición de sus competidores. El dueño de Microsoft le contesta: “No lo entiendes, Steve... Eso no importa”. Un año después, Jobs celebraba su 30 cumpleaños. Era sólo el principio del fin, pues con quien brindaba, el consejero delegado, John Scully, acabó despidiéndolo de la empresa.
En medio de ese juego de traiciones, al final unos y otros acaban necesitándose. Pese a la dura competencia, años después, en 1997, cuando Jobs vuelve a la que fue su compañía, acaba colaborando con Gates, pues Microsoft invirtió en acciones de la compañía. Aparecen de nuevo juntos en una nueva 'keynote' de la compañía, una de esas que ya se han hecho míticas.
Todas las partes coinciden en que se trata de ficción, en que hay demasiada benevolencia con Apple y mucho 'castigo' a Microsoft en la visión. De eso no hay duda. Pero lo que resulta evidente es que ‘Piratas de Silicon Valley’ refleja muchas de las historias que lleva implícitas el emprendimiento: comienzos difíciles, crecimiento, dura competencia, obstáculos, sinergias, estrategia, impulso por mejorar y por ser el primero... Las luces y, también, las sombras representadas en dos ejemplos de emprendedores que cambiaron el curso de las cosas en la tecnología y en la sociedad.
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