No son pocos los estudios y estadísticas que afirman que los universitarios españoles prefieren ser funcionarios a emprendedores. La posibilidad de acceder a un trabajo fijo y con un sueldo de por vida es una perita en dulce para muchas personas, que ven en ella una vía de escape para garantizarse esa estabilidad que muchos otros anhelan.
Sin embargo, el pasado mes de mayo, el presidente de la CEOE, Joan Rossell, afirmaba que el trabajo fijo era un concepto del Siglo XIX, y en el futuro habrá que ganárselo día tras día. Sin embargo, esto no es nada nuevo para los emprendedores, acostumbrados a un estilo de vida que les obliga a vivir cada momento como si fuese el último.
De hecho, la dificultad de ser emprendedor se refleja en las estadísticas. Son muy pocas las empresas que sobreviven el primer año, y muchas menos las que consiguen mantenerse en funcionamiento durante el quinto año de actividad. El emprendedor tiene que luchar contra muchos elementos, que muchas veces no son visibles para el resto de ciudadanos y, por supuesto, para los políticos, que ponen en riesgo su supervivencia futura.
De hecho, aunque en campaña electoral se lancen multitud de proclamas en favor de los emprendedores, el actual contexto político se sigue cebando con este colectivo. Así lo demuestra el hecho de que todavía no se haya aprobado la esperada Ley de Emprendedores y de que se sigan aumentando los costes sociales de los autónomos, con la reciente subida en la base de cotización.
No obstante, las estadísticas también nos dicen que, en el actual contexto tecnológico en el que nos movemos,** cada vez son más las personas que quieren convertirse en emprendedores y dejar a un lado la estabilidad que les garantiza el sector público**. Esto es posible gracias a la posibilidad de acceder a un empleo por cuenta propia con costes muy bajos y el acceso a un mercado global.
En Pymes y Autónomos | ¿Emprender por vocación o por necesidad?
Imagen | CristinaAbadia