Hoy es 19 de julio, a un día de cierre de trimestre y con todo el maremagnum que representa el impuesto de sociedades, cuentas anuales, IVA... En este sentido, me acabo de tomar un café con un asesor y se encuentra con que hay clientes que a día de hoy, no se han molestado siquiera en llevarle la documentación del trimestre, ni se han preocupado siquiera por las obligaciones fiscales que tienen que cumplir, e incluso pasan hasta de cogerle el teléfono.
Esta actitud por parte de estos gerentes que desprecian a su empresa, denota un absoluto pasotismo y dejadez hacia sus clientes, hacia sus trabajadores y por supuesto hacia sus proveedores, en este caso la asesoría que le lleva sus gestiones y desprecia literalmente sus servicios. ¿Qué se debe hacer en estos casos?
En el caso del empresario, que solo lo es de boquilla al pasar olímpicamente de la columna vertebral de su negocio sólo se le puede dar un consejo: o cambia de actitud y comienza a gestionar su empresa de una manera responsable o tiempo está tardando en cerrar su chiringuito.
Respecto a la asesoría que le aguanta estas barabaridades, sólo decir que está tardando en poner en la puerta de la calle a este cliente nocivo o dejar depreocuparse por estos perfiles. Hago una reflexión que hacía un antiguo médico que conocía; si el paciente no se preocupa por él mismo y no se cuida ¿por qué tengo que hacerlo yo?
La gestión empresarial es vital, la labor de asesoría no se resume a picar facturas en un programa informático y a presentar las obligaciones fiscales en Hacienda. Su labor se extiende mucho más allá y un empresario o autónomo que no se preocupa y no cuida su propia empresa, sólo acabará en la ruina y con una empresa en quiebra. Dirigir una empresa o un negocio va más allá del local comercial y este problema es uno de los muchos que generan el fracaso estrepitoso de infinidad de pymes.
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Imagen | JC Rojas