Los efectos de la COVID han acelerado determinadas tendencias del mercado laboral respecto a lo que se esperaba. En muchos casos procesos como la digitalización se va a acelerar por la eliminación de empresas que ya no son competitivas y no han podido soportar la crisis y, a la vez, otras nuevas surgen sobre una base ya digital. A esta tendencia se suman las que invierten en acelerar su digitalización aprovechando los fondos europeos. En este sentido apunta el estudio de MGI, según el cual el futuro pinta mal para los empleados con peor formación y menos cualificados.
La aceleración de estas tendencias de digitalización, de automatización, un aumento del comercio electrónico, que acaba por hacer que muchos puestos de trabajo en el comercio tradicional desaparezcan. Si a esto le sumamos otras tendencias como teletrabajo o reducción de los viajes de negocio, algo que está por ver si se consolida una vez finalizada la pandemia, hace que sean muchos los que tengan que volver a formarse para encontrar un puesto de trabajo.
Según MGI más de la mitad de los trabajadores con salarios bajos en ocupaciones en declive necesitarán cambiar a otro tipo de empleos, que no serán de baja cualificación. Si lo comparamos con la crisis de las construcción en 2010 gran parte de los trabajadores de este sector encontraron un puesto de trabajo en otros sectores como la hostelería.
Y en este aspecto nos beneficia que el PIB de España la hostelería tenga un peso tan alto, ya que seguirá generando gran parte del empleo. Pero también se implanta la digitalización en el sector. Y los cambios de hábitos surgidos en la pandemia aceleran el proceso. El cliente ya se acostumbra a leer el código QR, coger la carta en su smartphone. El siguiente paso es hacer el pedido en la mesa sin intervención del camarero en muchos casos. Incluso pagar directamente desde su teléfono. Esto reduce la necesidad de personal en muchos restaurantes, dependiendo del modelo de negocio que busquen.
El estudio destaca como las empresas buscarán en sus empleados mayores destrezas tecnológicas y habilidades sociales y emocionales, mientras que la demanda de habilidades cognitivas básicas irá en descenso de forma progresiva al tratarse de capacidades altamente automatizables.
La pandemia obligará a muchos trabajadores no a reciclarse, no a reinventarse, sino más bien a buscar las lentejas en otros sectores que poco o nada tienen que ver con lo que estaban haciendo hasta ahora. El problema no es el cambio, algo que ya ha ocurrido en otros momentos, sino la velocidad a la que se está produciendo y las posibilidades de formarse para acceder a un puesto de trabajo más cualificado.
Pero cuidado que esto no ocurrirá solo con los menos cualificados. Será un tsunami global que puede afectar a todos los sectores, no solo a los que tienen menos formación. La diferencia es que se entiende que aquellos con mejor formación van a tener más facilidad, más capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias. Pero cuidado si se duermen que también pueden quedar atrás.
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